más de 100 años de que el vienés Sigmund Freud desarrolló el
psicoanalásis y de haber introducido el concepto de "envidia del
pene" — que se refiere a la "lesión" que tiene la población
femenina, ya que no posee dicho órgano sexual—, ahora esta disciplina cambió la
postura que tiene de la mujer, pues la ve como un ser independiente y no como
"menos" en comparación con los hombres, señaló la integrante de la
Sociedad Psicoanalítica Canadiense, Joséphine Quallenberg.
"La niña era vista como menos, porque no tenía pene, y el niño
era más. De ahí se definía a la mujer. (La práctica terapéutica) ya no
distingue entre 'este tiene y esta no'. Los dos sexos, cada quien, son
diferentes, tienen un aparato genital distinto y ambos tienen que luchar por
ser sujetos y seres".
De acuerdo con el Diccionario de psicoanálisis de Laplance y
Pontalis, la envidia del pene en la teoría freudiana surge cuando se descubre
la diferencia anatómica de los sexos: la niña se siente lesionada en
comparación con el niño y desea poseer un pene.
Posteriormente, en el transcurso de la etapa del Edipo –el deseo
inconsciente de mantener una relación sexual (incestuosa) con el progenitor del
sexo opuesto y de eliminar al padre del mismo sexo (parricidio)–, esta envidia
adopta dos formas: deseo de poseer un pene dentro de sí (principalmente, el
deseo de tener un hijo) y de gozar del pene en el coito.
Entrevistada luego de su participación en el X Diálogo
Latinoamericano Intergeneracional entre Hombres y Mujeres "Intolerancia a
lo Femenino", que reunió a numerosos representantes del psicoanálisis
actual, Quallenberg mencionó que las teorías de esta escuela psicológica han cambiado,
ya que anteriormente las mujeres eran concebidas como personas incompletas
debido a que no tienen pene, por lo cual debían estar sometidas.
Ante la pregunta de si esta disciplina es misógina debido a los
fundamentos que introdujo Freud en 1908, en su artículo acerca de las etapas
del desarrollo sexual infantil, la especialista contestó que no, pues hay que
considerar "la parte estructural y social en la época freudiana". En
aquel momento, muchas mujeres eran diagnosticadas con "histeria" y
"había una cultura que reprimía a la sexualidad. En este momento la
sexualidad ya no se reprime como en esa época".
La especialista recordó que el psicoanálisis surgió alrededor de
1896 con una "histérica", cuando el sueño de una paciente llamada
Irma dio inicio a la interpretación de los sueños; Freud estudió los síntomas
de esta persona y así llegó a la construcción de esta corriente.
Quallenberg señaló que la teoría del psicoanálisis debe ser
ajustada al siglo XXI, pues la cultura ha cambiado y, con ella, la posición del
psicoanálisis respecto a la mujer. "Ajustar quiere decir revisar esta
teoría. Conforme vienen cambios estructurales en la cultura se debe volver a
pensar la teoría, volver a acomodarse. Las teorías del psicoanálisis no se
vencen, sino que se renuevan. Si no cambias, te mueres".
En el Diálogo también participó Doris Berlín, integrante de la
Sociedad de Psicoanalítica de Caracas, quien apuntó que el psicoanálisis fue
creado en la época victoriana, cuando predominaban las ideas sobre la
dependencia de la mujer respecto al hombre. Por ello, descartó que la
disciplina sea misógina, pues ésta surgió en medio de "ideas afectadas por
la cultura" en la que fue creada.
Durante el mismo evento, Antonio Santamaría, de la Asociación
Psicoanalítica de México, aseguró que la población femenina se ha apoderado del
psicoanálisis, lo cual refleja el avance de la mujer, por lo que se preguntó si
esta terapia fue creada por un hombre, en alusión a Sigmund Freud. "Hay
muchas razones para creer que no", sostuvo, pues la primera experiencia
psicoanalítica fue clínica y ocurrió entre el psicólogo Carl Rogers y una de
sus pacientes llamada Ana O, terapia que fue accidental.
Esta mujer presentaba náuseas, dificultades en la visión y
parálisis de brazo y pierna derechos. La terapia consistió en que ella hablara
sobre lo primero que se le viniera a la mente; con esto comenzaron a
desaparecer los síntomas.
Rogers siguió a Freud en el psicoanálisis; sin embargo, al paso del
tiempo el estadunidense desarrolló la psicoterapia humanista, la cual se enfoca
en el acogimiento de un bienestar mental positivo. En ambos casos, las
pacientes iniciales fueron mujeres. (Yared de la Rosa)
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