Por Rocío Sánchez
México DF, abril 15 de 2013.
La necesidad de mejorar la calidad de la
vida sexual encuentra una respuesta ideal en los "productos milagro".
Basados en el conocimiento popular de plantas que tienen fama de servir para
mejorar el desempeño sexual o la fertilidad, tales productos constituyen un
mercado cuya dimensión real se desconoce. Si bien no se ha demostrado que son
dañinos para el organismo, sí pueden favorecer un riesgo elevado: ocultar
problemas serios de salud que tienen sólo como uno de sus síntomas la
disfunción sexual.
"Max passion está amparado con
estudios y pruebas científicas, es 100 por ciento natural y no contiene
sustancias prohibidas". La promesa es muy alta para ser sólo un paquete de
chicles, pero Maité sigue leyendo el anuncio en internet. "Creado para estimular
la libido, te excita y despierta tu apetito sexual al máximo".
Maité no sufre de problemas sexuales,
simplemente busca darle variedad a la vida de pareja. Como no confía en las
compras en línea, decide pedirle a Bruno que la acompañe a buscar algún
producto afrodisiaco con el que puedan experimentar.
Exploración
La mejor opción para irse por lo
"natural" es la herbolaria. Al llegar al mercado de Sonora,
tradicional punto de venta en la ciudad de México, preguntan por alguna planta
que favorezca la "potencia sexual". Este concepto se ha utilizado
durante décadas para referirse a la capacidad masculina de tener y mantener una
erección firme, según explica el doctor Eusebio Rubio, presidente de la
Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC).
"El término no se ha adoptado en
medicina sexual, los médicos hablamos más de rigidez, de disfunción eréctil,
hay otra terminología", refiere, por lo que el término se considera muy
impreciso, tanto que prácticamente se ha abandonado en la ciencia. "Pero
no importa, porque si se abandona en la ciencia pero se sigue usando en la
sociedad, pues el término sigue siendo vigente, aunque los científicos digamos
que no debe usarse”.
Para el vendedor del mercado, el
concepto se entiende bien. La planta más popular para mejorar la potencia es la
damiana de California. Tomando una infusión de ésta como agua de uso durante el
día, el resultado será una erección fuerte. No usa esas palabras, pero se
deduce por el ademán que hace con el brazo en alto y el puño apretado. Al
parecer, vale los 80 pesos que hay que pagar por 100 gramos de la hierba.
La damiana aparece en la lista de
productos Generalmente Reconocidos como Seguros (GRAS, por sus siglas en
inglés) de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos,
pues se suele utilizar como saborizante en algunos alimentos. Sin embargo, de
acuerdo con la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana –a cargo
de la UNAM–, en estudios farmacológicos in vitro sólo se ha comprobado su
acción hipoglicémica (para bajar los niveles de azúcar) y antitumoral, lo cual
no tiene relación con el uso popular que se le da.
Bueno,
bonito y barato
La damiana requiere cierto tiempo de uso
para llegar al efecto deseado, así que la siguiente opción para la pareja
–treintañera– fueron las sex shops. Los productos que ahí se ofrecen son el
sueño de cualquier consumidor: efectos visibles, inmediatos, comprobados, sin
contraindicaciones; los llamados "productos milagro".
Sex Fox, Pink Sex Pill, Max Desire o
Varón, píldoras para él o para ella. Las que mira Bruno le llaman la atención
porque vigorizan, ofrecen "mayor tamaño, mayor placer, mayor
duración". Las dirigidas a mujeres sólo mencionan los "orgasmos
femeninos", sin mayor acotación, en su empaque, pero dicen que "pueden
favorecer la satisfacción y el deseo sexual". El precio de cada pastilla
puede parecer alto, 70 pesos en promedio por cada una, pero si los resultados
son los enunciados, vale la pena.
Otros productos sólo muestran su
descripción en inglés. Maité y Bruno lo entienden, pero al preguntar a la
encargada de la tienda cómo se usan, las instrucciones no parecen coincidir con
las que están en el paquete. Tampoco hay mucho margen de error, "el
paquete trae dos pastillas, te puedes tomar una o las dos juntas", comenta
la joven que atiende, junto con su madre, uno de los locales de la plaza Sex
Capital, en el centro histórico. "Si te tomas una te sirve para una noche,
si te tomas las dos, el efecto te dura hasta 24 horas".
La joven dice que ella y su madre
prueban todos los productos que venden, para poder explicarles a sus clientes.
Maité opta por la cápsula que, le aseguran, la gente más regresa a comprar. Al
parecer, es tan solicitada porque contiene yumbina, una sustancia popularmente
conocida por incrementar el deseo sexual en las mujeres.
En realidad, el paquete indica que
contiene yohimbe, planta que ha mostrado científicamente cierto efecto en
contrarrestar los problemas sexuales causados por el consumo de algunos
medicamentos para la depresión. Sin embargo, su ingrediente activo, la
yohimbina (de donde deriva el término popular yumbina), está prohibido en
México por el artículo 169 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y
Servicios.
Aun así, en su recorrido por el conjunto
de tiendas sexuales, la pareja encuentra al menos tres distintas presentaciones
de concentrados que dicen ser yohimbina, y que indican que deben ponerse 20
gotas en cualquier bebida para conseguir el efecto deseado. Además, a un precio
accesible, pues el frasco de unos 10 mililitros cuesta entre 30 y 40 pesos.
Las prometedoras pastillas que Maité
lleva en su bolsa también contienen GABA, es decir, ácido gamma-amino-beta
hidroxibutírico, el cual está incluido en la Lista de Medicamentos Controlados
–en su combinación con fenobarbital y fenitoína sódica–, publicada por la
Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
De
todo, como si fuera botica
La mayoría de los ingredientes que las
píldoras sexuales dicen contener resultan ser flores, hojas o raíces
originarias de diferentes regiones del mundo, a las cuales se ha atribuido un
efecto afrodisiaco o de aumento de la fertilidad. Plantas como la propia
damiana, la muira puama, la zarzaparrilla, el ginseng, el ginkgo biloba, la
maca, el dong quai, el yohimbe y hasta la avena son referidas en ciertas
culturas como fuentes de bienestar sexual, lo cual es aprovechado por los
fabricantes para promover la eficacia de su mercancía.
"La mayor parte de estos productos
contiene medicamentos herbolarios, que tienen la fama o por tradición se dice
que funcionan", explica Rubio Aurioles. Si bien algunos de ellos sí han
sido sometidos a cierto grado de experimentación científica, como el llamado
ginseng rosado, "no tenemos ninguna garantía de que eso sea lo que
contiene el producto y además el efecto es muy pequeñito, no es un efecto
farmacológico grande".
En todo caso, la mayoría de las marcas
puede argumentar que se apega a la ley, pues se ostentan como suplementos
alimenticios, además de que incluyen la leyenda "Este producto no es un
medicamento, no se destina a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna
enfermedad". O para otros casos, "El consumo de este producto es
responsabilidad de quien lo recomienda y de quien lo usa".
No obstante, las etiquetas no siempre
son confiables en este tipo de remedios. De acuerdo con el ex presidente de la
Asociación Mundial para la Salud Sexual, se ha encontrado que algunos de los
productos no son naturistas, como ofrecen, sino que contienen alguno de los
fármacos para combatir la disfunción eréctil (sildenafil, vardenafil o
tadalafil). Es un riesgo que hay que considerar, afirma el especialista, pues
estos medicamentos tienen una contraindicación importante: no se deben combinar
con fármacos para tratar problemas del corazón. Si alguien consume estos
productos, no sabrá que está tomando el medicamento, por lo que existe un
riesgo potencial. "No podemos afirmar que todos los que se venden aquí en
México tienen (estos medicamentos), pero en Estados Unidos se han hecho
estudios donde, a la hora que se analiza el contenido del producto, ocurre que
tiene sildenafil o tadalafil".
¡Milagro!
El efecto placebo existe y está presente
en estudios científicos alrededor del mundo. Ocurre en los pacientes a los que,
sin saberlo, se les da alguna píldora que no contiene ningún medicamento, para
poder compararlos con los que sí recibieron la sustancia estudiada. "La
respuesta positiva al placebo en los pacientes con problemas de erección es de
cerca de 30 al 40 por ciento", indica Rubio, doctor en sexualidad humana.
Dado que los problemas de erección son resultado de una variedad de factores,
"el factor mental juega mucho", por lo que el sentirse más confiado,
el pensar que se tiene cierta ayuda, "tiene un poder de mejoría".
Así, si en 30 o 40 por ciento de los casos habrá un progreso, esto otorga
"una garantía de venta" para los fabricantes.
El mercado de productos milagro para la
vida sexual es amplio, pues "el número de personas con problemas de
funcionamiento sexual es muy grande también", refiere el especialista. A
esto se suma un factor que considera cultural: "todos queremos resolver
las cosas con el menor costo y el menor esfuerzo". Las personas buscan
sacarle la vuelta a la visita al médico y compran productos con la esperanza de
evitar la vía institucional para resolver un problema de salud.
Aquí aparece el otro riesgo, quizás el
mayor, de usar los productos milagro, según el médico cirujano: "hay una
posibilidad no despreciable de que lo que está causando el problema permanezca
sin detectarse". Esto porque las enfermedades que generan dificultades de
erección son serias. Si un hombre experimenta los primeros problemas sexuales
hoy, es muy posible que dentro de cinco o diez años vaya a tener un problema de
infarto al miocardio o de accidente vascular cerebral, aclara Eusebio Rubio.
"El riesgo de estos productos no es tanto que sean dañinos, sino que
evitan el descubrimiento de lo que está detrás del problema".
A
escena
Maité y Bruno destinaron un fin de
semana para probar con lo que habían comprado. El color azul intenso y
disparejo de la pastilla que le correspondía hizo que Bruno dudara un poco para
ingerirla. Los nervios también recorrieron a Maité, pero confió en que el
origen natural de sus productos haría todo el trabajo. A pesar de que les
dijeron que podían combinar las pastillas con alcohol, prefirieron evitarlo y
brindar con jugos, para evadir así cualquier complicación.
Esperaron una hora, como les indicaron,
para comenzar. Sólo ella sintió una serie de palpitaciones fuertes en el pecho,
pero desaparecieron al cabo de unos minutos. Un poco de hipersensibilidad en el
clítoris, lo que hizo más molesto que placentero el inicio de la relación
sexual. Bruno no sentía nada en particular. Su pene estaba del mismo tamaño que
siempre y la duración de su erección fue la habitual. Recuerda que despertó en
la madrugada con una erección, pero tampoco era algo que no le hubiera sucedido
antes.
Casi todas las plantas que sus pastillas
decían contener son reconocidas también por facilitar la circulación sanguínea
y por ser estimulantes, es decir, por favorecer la actividad física.
Después de una noche donde hubo más
curiosidad que resultados, ambos tuvieron que pasar el día con un intenso dolor
de cabeza que no cedió a los analgésicos.
Eusebio Rubio reconoce que no sabe a
ciencia cierta qué es lo que contienen estos productos, pero por lo que ha
observado en sus consultas, no son dañinos para el organismo. Tampoco le parece
tan grave que las parejas quieran utilizarlos ocasionalmente como parte del
juego sexual. Sin embargo, recomienda que, ante la tentación de comprar una de
estas píldoras, las personas se detengan a pensar por qué lo quieren hacer.
"Si está con algo que le está dando
lata, creo que lo indicado es que esa persona busque ayuda para ver por qué
está experimentando el problema", dice. Si se detecta, es posible recetar
fármacos que lo solucionen, pero el médico debe ser cuidadoso al prescribirlos.
El desempeño sexual, afirma, no puede cambiarse de la noche a la mañana, pero
sí puede cambiarse con los medicamentos adecuados. Por lo demás, "la mayor
parte, si no es que todas las promesas que hacen esos productos, son un poco
sueños guajiros".
*Publicado en el número 201 del
Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 4 de abril de 2013
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