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sábado, 22 de junio de 2013

Arte


Cuerpo desnudo


En blanco y negro


Instantes en el cielo


El síndrome del semen perdido, un nuevo reto para los médicos occidentales




Por Pilar Márquez
Cascaraamarga.es


El síndrome Dhat, conocido comúnmente como el síndrome del 'semen perdido' no es conocido en España ni en la cultura occidental. Sin embargo en la población oriental es más común, ya que se trata de un problema transcultural de tipo psicosomático, donde los pacientes creen sufrir secreciones de esperma involuntarias.

Muchos médicos de cabecera y urólogos españoles desconocen este trastorno, que la psiquiatría ha tipificado como 'la neurosis sexual de Oriente'. Los pacientes que padecen este síndrome presentan síntomas genéricos y somáticos como debilidad, fatiga, ansiedad y también puede haber en ocasiones depresión o cuadros psicóticos, o incluso aparecer síntomas sexuales como la disminución de la libido, disfunción eréctil o alteraciones en la eyaculación.

El perfil de las personas que padecen este trastorno es de varones jóvenes que rondan los 30 años, son originarios de zonas rurales del continente subasiático (sobre todo Pakistán y Bangladés) que practican alguna fe religiosa y están solteros, o casados en su lugar de origen. Cuando llegan a España sus creencias les prohíben masturbarse después del matrimonio o irse a la cama con otra pareja.

El estrés y la angustia del paciente crece conforme aparecen los primero síntomas y va perdiendo más semen, ya que la población de estas regiones tradicionalmente ha practicado la llamada 'Ayurveda' (el antiguo sistema de medicina tradicional, originado en la India). En ésta se considera el semen como el fluido más valioso que tiene el hombre y relacionan la pérdida del semen como pérdida de la virilidad.

Para su tratamiento, es fundamental explicarles en qué consiste realmente este síndrome y acabar con sus creencias erróneas sobre la sexualidad. Al no existir ningún fármaco específico que acabe con las manifestaciones, los especialistas recomiendan tomar antidepresivos y ansiolíticos para mejorar el estado anímico y esperar a que los síntomas acaben desapareciendo.