por: Rafael Freda
En la juventud y primera
adolescencia cualquier manifestación de homosexualidad (percepción, conducta,
atracción o discordancia sexogenérica) aumenta hasta en veinte veces el peligro
de suicidio o conductas autodestructivas. Solamente una poderosa homofobia
enquistada en las instituciones de educación y prevención puede explicar que no
se estén tomando medidas para contrarrestar esta realidad..
Desde el siglo XIX se
sostuvo que el suicidio era un peligro más grande para los jóvenes con algún
rasgo homosexual que para la población general. Karl Ulrichs lo atribuyó a la
persecución; John Addington Symonds, al chantaje; Havelock Ellis simplemente anotó
el hecho. La idea se confirmó con el estudio de 1972 de Del Martin y Phyllis
Lyon, en lesbianas jóvenes, y el de 1978 de Bell y Weinberg. En 1993 Garland y
Zigler afirmaron que la depresión y el suicidio eran de dos a tres veces más
comunes entre homosexuales que entre heterosexuales.
La idea contraria (que
la existencia de una mayor proporción de suicidios en gays y lesbianas jóvenes
es una creencia sin fundamento) fue refutada por las investigaciones de
Christopher Bagley y Pierre Tremblay, de la Universidad de Calgary, Canadá. A
partir de ellos ya no es posible dudar que la orientación sexual es un factor
obrante en el comportamiento suicida o autodestructivo de los adolescentes. Las
causas principales son soledad, aislamiento social, desesperanza, depresión,
miedo al rechazo, falta de apoyo familiar, baja autoestima, baja autoconfianza,
baja autoaceptación, y heterosexismo social (denigración constante de la vida
de los homosexuales).
LA ADOLESCENCIA DEL
HOMOSEXUAL
Para los homosexuales,
la adolescencia es un período más difícil que para el común de los jóvenes:
temen la h ostilidad o incomprensión de los suyos. Se recela de la familia; la
escuela no es muy amigable; y en una época donde los amigos cumplen un papel
central, ga ys y lesbianas no pueden confiar sus secretos en la gente de su
edad. Los pensamientos suicidas, los intentos de suicidio y las conductas de
autodaño, que son endémicas en la juventud en general, en la juventud
homosexual y bisexual son más frecuentes.
Ninguno de los ámbitos de
contención de la juventud (familia, escuela, clubes, e incluso organizaciones
de prevención e intervención en problemas juveniles) está preparado para
enfrentar esta dimensión del problema. El componente homosexual, factor
decisivo en este agravamiento de las condiciones que amenazan a la juventud,
suele pasarse por alto al estudiar el suicidio adolescente; pero hasta s er
percibido por otros como homosexual aumenta el peligro de suicidio, por el
trato que se recibe de otros adolescentes.
Investigaciones
escolares especializadas ( Youth Risk Behavior Surveys Surveillance: YRBSS,
Vigilancia de Encuestas de Comportamiento Juvenil de Riesgo) de la última
década en Massachussets, Conneccicut, Wisconsin, Oregon y Seattle determinaron
que en uno de cada cuatro adolescentes hospitalizados por intento de suicidio
hay un factor homosexual, que coincide con índices más altos de intento de
suicidio, victimización en violencia escolar, abuso de drogas y alcohol,
actividad sexual temprana, desórdenes de alimenación y embarazo adolescente.
Este componente, en
cualquier manifestación, integra las historias de vida del 26% de los jóvenes
que se hacen daño a sí mismos, y del 62,5% de los que intentan suicidarse.
Los resultados
comparados de los diversos estudios indican que, a l llegar a los veinte años,
el 1,1% de los jóvenes heterosexuales en Norteamérica (Canadá y EEUU) intentan
el suicidio. Entre los jóvenes con componente homosexual, el porcentaje sube al
22%. La situación es peor si el joven vive en los ghettos gay (con índices del
20% al 50%), pero es también muy alto fuera de ellos: 6.1%.
El incremento del riesgo
de suicidio se extiende a otras regiones y sistemas de vida: en Nueva Zelandia
e Irlanda se alcanza el 32%; en Noruega, al 25%.
EL SEXO CON ADULTOS
La relación sexual entre
hombres adultos y adolescentes (que muchas veces buscan esa relación) agrava
los riesgos, sobre todo si el joven abandona el hogar familiar.
EL ABUSO SEXUAL
Una variante del mito
del reclutamiento afirma que el niño sexualmente abusado se vuelve homosexual.
En muchos jóvenes gays que intentan el suicidio, el abuso no es un factor
aislado. Sí lo son ser afeminado y autopercibirse como homosexual.
PREVENCION DE RIESGO EN
ADOLESCENCIA
La sociedad general se
resiste a admitir que la homosexualidad, manifestada como bisexualidad,
disconformidad genérica u homosexualidad excluyente, está presente desde muy
temprano en la vida.
La adolescencia deja
heridas síquicas en muchos gays y lesbianas. La familia, la escuela, los amigos
y el club pueden volvérseles lugares hostiles. Prevenir conductas de riesgo en
adolescentes involucra trabajar con sus padres y el entorno: rara vez un
adolescente se siente bien si su familia no le acepta o si es rechazado por sus
pares.
LA SOCIEDAD DEBE COBRAR
CONCIENCIA
Padres, maestros y
adultos en general deben cobrar conciencia de que la homosexualidad es
involuntaria. Incluso aquellos a quienes más les disgusta la homosexualidad
deben cooperar en este esfuerzo por salvar jóvenes.
Los padres deben saber
que esta posibilidad existe; muchos ignoran la homosexualidad del hijo o la
hija por desatención, inadvertencia, negación o la capacidad de mímesis de las
personas con este componente. Los maestros tendrán que prepararse para dar su
apoyo en ayudar a los jóvenes con esta orientación; y para esto será necesario
que los padres hayan cobrado conciencia y los apoyen.
Y las personas y
organizaciones gays deberán superar sus comprensibles dificultades para
acercarse a la sociedad heterosexual y asumir como propio el problema de los
adolescentes. Mucho trabajo tienen los adultos gays, lesbianas y transgéneros
con sus propias vidas; pero las de quienes están creciendo igualmente reclaman
atención.
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