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viernes, 5 de octubre de 2012

Historia de la Homosexualidad Parte 7.


 Posteado por: retratosdelahistoria

Magnus Hirschfeld, instigador del primer movimiento de liberación homosexual en Alemania


Magnus Hirschfeld (1868-1935), es un neurólogo judío-alemán que ha viajado en el mundo entero antes de establecerse definitivamente en Berlín. En 1896, a la edad de 28 años, publica bajo el seudónimo de Th. Ramien Sapho y Sócrates , y entra de lleno contra las discriminaciones de las cuales son víctimas los homosexuales.
El 14 de mayo de 1897, Hirschfeld funda con la ayuda del editor Max Spohr (1850-1905), y el jurista Eduard Oberg (1858-1917), el Comité Científico Humanitario (CCH), el primer grupo socio-político organizado para luchar contra las discriminaciones de las que son objeto los hombres que aman a los hombres. Lanza una petición con tres objetivos:

1-abolir el art.175
2-explicar al público el carácter de la homosexualidad
3-interesar a los mismos homosexuales a luchar por sus derechos
Hirschfeld se presenta como un médico, un psiquiatra, un científico (y lo era), pero no se presenta abiertamente como un homosexual (cosa que era).

El 13 de enero de 1898, el Reichstag pone a debate la petición del CCH que pide la abolición del art.175. Es August Bebel, un antiguo obrero convertido en el jefe del partido social-demócrata quien la defiende ante el Parlamento, usando notablemente del argumento del considerable número de homosexuales en todas las capas sociales de la población. Si el art.175 fuera aplicado al pie de la letra, las cárceles de la nación se verían rápidamente superpobladas. Pero la asamblea se muestra sorda ante sus argumentos: lo propuesta es rechazada por mayoría.




 

En 1898, Hirschfeld reedita los escritos de K.H. Ulrichs (que había caído en el olvido), y en 1899, publica en Berlín el primero de los 23 volúmenes de su "Anuario sobre los estados sexuales intermediarios" (Jahrbuch für Sexuelle Zwischenstufen), en el cual elabora su teoría del "Tercer Sexo". Este Anuario recopila numerosos artículos tratando la cuestión de la Homosexualidad, escritos por especialistas de todas las disciplinas. Se puede incluso encontrar una biografía de Heinrich Hössli por Ferdinand Karsch, publicada en 1903. Otro colaborador de la revista de Hirschfeld es el Barón Richard von Krafft-Ebing, quien publica en 1901 un artículo afirmando que algunos homosexuales pueden ser "normales", renegando así, y en cierto modo desdiciéndose, de las teorías que había esbozado algunos años atrás.

En 1903, Magnus Hirschfeld publica un estudio sobre estudiantes y obreros alemanes en el cual establece que el 2,2% de los 6.611 hombres interrogados son homosexuales, lo que, aplicado a escala nacional, venía a decir que más de 1,2 millones de alemanes eran homosexuales. Por esta razón, fue perseguido por la Justicia, pero se benefició de la nulidad ante el carácter científico de su estudio.

En 1904, aparece bajo la pluma de Hirschfeld "Los Homosexuales de Berlín" , que analiza los problemas que crean las prácticas desde el punto de vista de la Ley y de la Opinión Pública. Hirschfeld tan solo expone "hechos", tal y como lo escribe en la primera página de su obra, y declara seguir un impulso científico. No se implica personalmente pero recurre a testimonios anónimos. Recoge todo lo que constata en sus entrevistas o en el curso de sus visitas en lugares y locales frecuentados por los homosexuales, en cenas, bares y baños turcos. Describe el ambiente de la prostitución, se refiere a los anuncios que aparecen en los periódicos, a los encuentros en los parques de la capital, sobretodo a lo que ocurre durante la noche en el Tiergarten. 
 
Denuncia el chantaje del que son víctimas numerosos "uranianos", mostrando así los efectos perversos del art.175. Hirschfeld insiste sobre la naturaleza del uraniano y no sobre su sexualidad. Muestra como los homosexuales permanecen invisibles, calcando su comportamiento sobre el de la mayoría, pero también como éstos viven en sus reuniones secretas.

Hirschfeld concluye sobre la universalidad de la homosexualidad y lanza un voto a favor de la aceptación de esta naturaleza. En 1906, las teorías de Hirschfeld atraen adeptos en Viena. El ingeniero Joseph Nicoladoni y el psicoanalista Wilhelm Stekel intentan crear la antena austríaca del Comité Científico Humanitario de Hirschfeld, pero sin éxito.

Pese a algunos reveses, la actividad de Hirschfeld se avera cada vez más grata. Su Comité Científico Humanitario gana adeptos a niveles internacionales. Decenas de millares de copias del impreso "Was soll das Volk vom dritten Geschlecht wissen" ("Lo que el Pueblo debe saber sobre el tercer sexo") se reparten y publican. Decenas de discursos públicos son llevados a cabo en todas las ciudades importantes de Alemania. Las recogidas de firmas se suceden para hacer presión sobre los miembros del Reichstag y provocar la derogación del artículo 175. Nada menos que en 1904, Hirschfeld envía su petición a todos los médicos del Reich, unas 30.000 personas en total. Tan solo 2.000 de éstos responderían de manera favorable.


Sexo y carácter de Otto Weiniger

En 1903, Otto Weiniger (1880-1903) publica "Geschlecht und Charakter" ("Sexo y Carácter), que le lanzan a la fama de la noche a la mañana. Para Weiniger, todas las células son sexuadas. Adelanta la teoría de una bisexualidad omnipresente en todos los organismos vivos. En principio, auténtica tesis científica publicada bajo el título de Eros und Psyche , lo aumenta con teorías racistas y misóginas antes de su difusión pública bajo su actual título. Se convertiría en un panfleto en el cual exprime su odio por los Judíos y las mujeres, afirmando que no poseen alma y que son inmorales. Según él, ser Judío no es pertenecer a una raza sino una actitud mental que hay que superar. Despreciando sus propios rasgos femeninos y sus orígenes judíos, Weiniger se convierte en el tipo mismo del renegado: su misoginia y su antisemitismo proceden de un agudizado odio de si mismo. Joven espíritu atormentado, Weiniger detestaba las salas de baile y los burdeles, y aspiraba a elevarse mediante sus proezas intelectuales. Se convierte al protestantismo en el verano de 1902. En 1903, cuando cuenta 23 años, se suicida en la misma casa en la que falleció Ludwig van Beethoven, menos de un año después de la publicación de su tesis. Pocas informaciones existen en cuanto a las preferencias sexuales de Weiniger, pero se sabe que compartía los gustos del poeta Stefan George y de Hans Blüher. La trayectoria de su vida y sus escritos no dejan lugar a dudas sobre si le gustaban las mujeres: obviamente, las odiaba.


Sigmund Freud y el objetivo sexual normal

En 1905, Sigmund Freud (1856-1939), ya famoso por "La Interpretación de los Sueños" (1899), publica los "Tres Ensayos sobre la teoría sexual". Mil ejemplares son vendidos en 4 años, y cuatro mil más entre 1910 y 1920. Este libro convierte a Freud impopular en los círculos conservadores. La buena sociedad vienesa le juzga inmoral y obsceno, y deja de saludar al autor en la calle. Pero fuerte de algunas ideas molestas, su libro finalmente contribuyó más en aumentar su renombre que a desacreditarle.

La obra de Freud es revolucionaria sobre un punto: el de la teoría de la sexualidad infantil. Nadie, hasta ahora, había esbozado teoría alguna en ese sentido, siendo entonces el niño considerado como un ser asexuado. Según Freud, el niño es un "perverso poliforme" de sexualidad anárquica. Ésta se exprime sobre todas las zonas del cuerpo sin objetivo preciso, y sobre objetos sexuales. En la adolescencia, el instinto sexual se transforma tras las modificaciones físicas (maduración de los órganos) y las inhibiciones psíquicas (educación, pudor, asqueo) para llegar al deseo del sexo opuesto: al objetivo sexual normal. Si el esquema de evolución es interrumpido o mal vivido, por accidente o por predisposición, aparecen entonces las aberraciones sexuales (título evocador del primer ensayo de la recopilación, en la cual Freud consagra numerosas páginas a la "inversión" que, según él, es una perversión y un frenazo en el desarrollo de la sexualidad).




 


Las teorías de Freud confirman la tendencia en el aproximamiento de la homosexualidad. Como sus predecesores von Krafft-Ebing o Ellis, Freud no ve a la homosexualidad como un asunto criminal y condenable. No es ya un pecado o una depravación que merece el castigo, pero un impedimento o un déficit sexual que hay que tolerar, y curar. El homosexual es considerado como un primitivo, un retrasado de la vida sexual que ha fracasado en un desarrollo armónico de su sexualidad.

En sus "Tres Ensayos", Freud justifica la atracción de los sexos opuestos refiriéndose a una "fábula poética", según él "la más bella ilustración de la teoría popular de la pulsión sexual" (que no es más que el discurso de Aristófanes sobre las esferas andróginas, sacadas del "Banquete" de Platón). Para Freud, el deseo del elemento macho de reunirse al elemento hembra, explica el amor heterosexual casto, el "objetivo sexual normal". Lo demás no es más que una desviación y una inversión. Freud pasa completamente en silencio sobre el amor masculino tan cacareado a lo largo de los discursos de Platón. ¿Sus orejeras morales vienesas le impiden ver lo que, sin embargo, salta a la vista a lo largo de esta apología de la pederastia? Algunas líneas solamente después de la mención de la especie andrógina, Platón escribe que "esta disposición tenía dos fines: si tenía lugar la unión carnal entre un hombre y una mujer, éstos darían a luz para perpetuar la raza, y si tenía lugar entre un hombre y otro hombre, la saciedad los mantendría separados por un tiempo, se dedicarían al trabajo y proveerían a todas las necesidades de la existencia. Es a partir de ese momento que data el amor innato de los hombres los unos por los otros". Si Freud no hubiera citado de modo fraudulento a Platón para sentar las bases de su teoría del "objetivo sexual normal", podríamos extrapolar que el curso del psicoanálisis y el destino de buen número de homosexuales habrían ciertamente cambiado. Al interpretar el discurso de Aristófanes a su guisa y sustituyéndole su propia concepción de la homosexualidad, Freud no hace prueba de rigor analítico. Si el "divino" Platón (tal y como lo califica Freud), tuviera la oportunidad de leer la obra de Freud, de ver así descrito el amor entre hombres, de ver de este modo utilizado su "Banquete", sin duda se revolvería en su tumba!

Freud declara su animosidad contra Hirschfeld y rehusa escribir en el "Anuario sobre los estados sexuales intermediarios", como lo declara en una carta enviada a Jung y fechada a 25 de febrero de 1908. Reprocha notablemente a Hirschfeld de ser un pervertido por tener relaciones con prostitutos masculinos (lo que hoy llamamos "chaperos"). Freud piensa que es aberrante el querer otorgar derechos a los homosexuales, a los que considera como impedidos o enfermos. Volvería sin embargo sobre sus palabras en 1922, cuando finalmente aceptará firmar junto a Einstein, Mann, Hesse, Zweig y otros sobre una petición de Hirschfeld reclamando la abolición del artículo 175.

Dos visiones cohabitan en Freud: por un lado, una amplitud de espíritu que admite como natural la sexualidad polimorfa del niño, por otro los prejuicios morales que asignan a la sexualidad del adulto un objetivo "normal". A lo largo de su obra, que aumentará por tres veces en 1910, 1915, 1920, Freud no renuncia a su visión infundibuliforme, haciendo que todo converja hacia ese inamovible "objetivo sexual final". Su alma científica es, sin embargo, cegada por las normativas sociales de "normalidad". Aunque tenga la honestidad de confesar "que aún estamos lejos de saber suficientemente para formar, a partir de conocimientos fragmentados, una teoría que permita comprender lo que es lo normal y lo patológico", es por esta distinción misma entre "normal" y "patológico" que causará el mayor daño a las personas homosexuales, clasificándolas en esta última categoría.

En 1910, Freud publica Un recuerdo de infancia de Leonardo da Vinci y relaciona la homosexualidad del genio italiano a una doble causa: por un lado el rechazo del amor por su madre y la huída o alejamiento de las mujeres por fidelidad a la imagen materna, y por otro la elección de su propia persona "como ideal con la semejanza de los nuevos objetos de amor que ha elegido". Así se convirtió en homosexual y, aún mejor, se ha vuelto hacia auto-erotismo, los chicos (...), siendo tan solo personas sustituídas y nuevas "ediciones" de su propia persona infantil.

En 1911, Freud resume su teoría de la homosexualidad en "Cinco Psicoanálisis" (caso nº4, Presidente Schreber): "Aquellos que, más tarde, devienen manifestamente homosexuales, son hombres que nunca han podido liberarse de esa exigencia que el objeto deba tener los mismos organos genitales que ellos mismos."
Freud vuelve una última vez sobre la homosexualidad en 1935, cuatro años antes de su muerte, en una carta a su madre y publicada en su correspondencia (9 de abril), dónde reafirma su teoría del frenazo del desarrollo. Freud escribe que la homosexualidad no es "ni vicio ni envilecimiento y no podríamos calificarla de enfermedad". Se muestra prudente en cuanto a las probabilidades de curación por tratamiento, pero no adopta una postura formalmente opuesta.

La opinión de Freud sobre la homosexualidad marcará largamente a la opinión pública durante decenios, estigmatizando por un lado como un frenazo al desarrollo, una perversión, y por otro describiéndola con la pluma del científico como si fuera un fenómeno puramente sexual, omitiendo asociar las afinidades del corazón, los sentimientos, la ternura, el amor. En sus Tres Ensayos , Freud no se refiere ni una sola vez al amor, si no es mencionando la ausencia de capítulos relatando la "vida amorosa de los niños" en las obras de otros científicos de la época, y esto en una nota fuera de página. Aunque podamos elogiar al psiquiatra vienés por no considerar la homosexualidad como una enfermedad, obligados estamos en constatar que es él el que ha consagrado con más influencia, la inclusión del amor entre hombres en la esfera de la patología.


Continuará...

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