Magnus Hirschfeld, instigador del primer movimiento de liberación homosexual en Alemania
Magnus
Hirschfeld (1868-1935), es un neurólogo judío-alemán que ha viajado en el mundo
entero antes de establecerse definitivamente en Berlín. En 1896, a la edad de
28 años, publica bajo el seudónimo de Th. Ramien Sapho y Sócrates , y entra de
lleno contra las discriminaciones de las cuales son víctimas los homosexuales.
El 14 de
mayo de 1897, Hirschfeld funda con la ayuda del editor Max Spohr (1850-1905), y
el jurista Eduard Oberg (1858-1917), el Comité Científico Humanitario (CCH), el
primer grupo socio-político organizado para luchar contra las discriminaciones de
las que son objeto los hombres que aman a los hombres. Lanza una petición con
tres objetivos:
1-abolir el art.175
2-explicar al público el carácter de la homosexualidad
3-interesar a los mismos homosexuales a luchar por sus derechos
Hirschfeld
se presenta como un médico, un psiquiatra, un científico (y lo era), pero no se
presenta abiertamente como un homosexual (cosa que era).
El 13 de
enero de 1898, el Reichstag pone a debate la petición del CCH que pide la
abolición del art.175. Es August Bebel, un antiguo obrero convertido en el jefe
del partido social-demócrata quien la defiende ante el Parlamento, usando
notablemente del argumento del considerable número de homosexuales en todas las
capas sociales de la población. Si el art.175 fuera aplicado al pie de la
letra, las cárceles de la nación se verían rápidamente superpobladas. Pero la
asamblea se muestra sorda ante sus argumentos: lo propuesta es rechazada por mayoría.
En 1898,
Hirschfeld reedita los escritos de K.H. Ulrichs (que había caído en el olvido),
y en 1899, publica en Berlín el primero de los 23 volúmenes de su "Anuario
sobre los estados sexuales intermediarios" (Jahrbuch für Sexuelle
Zwischenstufen), en el cual elabora su teoría del "Tercer Sexo". Este
Anuario recopila numerosos artículos tratando la cuestión de la Homosexualidad,
escritos por especialistas de todas las disciplinas. Se puede incluso encontrar
una biografía de Heinrich Hössli por Ferdinand Karsch, publicada en 1903. Otro
colaborador de la revista de Hirschfeld es el Barón Richard von Krafft-Ebing,
quien publica en 1901 un artículo afirmando que algunos homosexuales pueden ser
"normales", renegando así, y en cierto modo desdiciéndose, de las
teorías que había esbozado algunos años atrás.
En 1903,
Magnus Hirschfeld publica un estudio sobre estudiantes y obreros alemanes en el
cual establece que el 2,2% de los 6.611 hombres interrogados son homosexuales,
lo que, aplicado a escala nacional, venía a decir que más de 1,2 millones de
alemanes eran homosexuales. Por esta razón, fue perseguido por la Justicia,
pero se benefició de la nulidad ante el carácter científico de su estudio.
En 1904,
aparece bajo la pluma de Hirschfeld "Los Homosexuales de Berlín" ,
que analiza los problemas que crean las prácticas desde el punto de vista de la
Ley y de la Opinión Pública. Hirschfeld tan solo expone "hechos", tal
y como lo escribe en la primera página de su obra, y declara seguir un impulso
científico. No se implica personalmente pero recurre a testimonios anónimos.
Recoge todo lo que constata en sus entrevistas o en el curso de sus visitas en
lugares y locales frecuentados por los homosexuales, en cenas, bares y baños
turcos. Describe el ambiente de la prostitución, se refiere a los anuncios que
aparecen en los periódicos, a los encuentros en los parques de la capital,
sobretodo a lo que ocurre durante la noche en el Tiergarten.
Denuncia el
chantaje del que son víctimas numerosos "uranianos", mostrando así los
efectos perversos del art.175. Hirschfeld insiste sobre la naturaleza del
uraniano y no sobre su sexualidad. Muestra como los homosexuales permanecen
invisibles, calcando su comportamiento sobre el de la mayoría, pero también
como éstos viven en sus reuniones secretas.
Hirschfeld concluye sobre la universalidad de la homosexualidad y lanza un voto a favor de la aceptación de esta naturaleza. En 1906, las teorías de Hirschfeld atraen adeptos en Viena. El ingeniero Joseph Nicoladoni y el psicoanalista Wilhelm Stekel intentan crear la antena austríaca del Comité Científico Humanitario de Hirschfeld, pero sin éxito.
Pese a
algunos reveses, la actividad de Hirschfeld se avera cada vez más grata. Su
Comité Científico Humanitario gana adeptos a niveles internacionales. Decenas de
millares de copias del impreso "Was soll das Volk vom dritten Geschlecht
wissen" ("Lo que el Pueblo debe saber sobre el tercer sexo") se
reparten y publican. Decenas de discursos públicos son llevados a cabo en todas
las ciudades importantes de Alemania. Las recogidas de firmas se suceden para
hacer presión sobre los miembros del Reichstag y provocar la derogación del
artículo 175. Nada menos que en 1904, Hirschfeld envía su petición a todos los
médicos del Reich, unas 30.000 personas en total. Tan solo 2.000 de éstos
responderían de manera favorable.
Sexo y
carácter de Otto Weiniger
En 1903,
Otto Weiniger (1880-1903) publica "Geschlecht und Charakter"
("Sexo y Carácter), que le lanzan a la fama de la noche a la mañana. Para
Weiniger, todas las células son sexuadas. Adelanta la teoría de una
bisexualidad omnipresente en todos los organismos vivos. En principio,
auténtica tesis científica publicada bajo el título de Eros und Psyche , lo
aumenta con teorías racistas y misóginas antes de su difusión pública bajo su
actual título. Se convertiría en un panfleto en el cual exprime su odio por los
Judíos y las mujeres, afirmando que no poseen alma y que son inmorales. Según
él, ser Judío no es pertenecer a una raza sino una actitud mental que hay que
superar. Despreciando sus propios rasgos femeninos y sus orígenes judíos,
Weiniger se convierte en el tipo mismo del renegado: su misoginia y su
antisemitismo proceden de un agudizado odio de si mismo. Joven espíritu
atormentado, Weiniger detestaba las salas de baile y los burdeles, y aspiraba a
elevarse mediante sus proezas intelectuales. Se convierte al protestantismo en
el verano de 1902. En 1903, cuando cuenta 23 años, se suicida en la misma casa
en la que falleció Ludwig van Beethoven, menos de un año después de la
publicación de su tesis. Pocas informaciones existen en cuanto a las
preferencias sexuales de Weiniger, pero se sabe que compartía los gustos del
poeta Stefan George y de Hans Blüher. La trayectoria de su vida y sus escritos
no dejan lugar a dudas sobre si le gustaban las mujeres: obviamente, las
odiaba.
Sigmund
Freud y el objetivo sexual normal
En 1905,
Sigmund Freud (1856-1939), ya famoso por "La Interpretación de los
Sueños" (1899), publica los "Tres Ensayos sobre la teoría
sexual". Mil ejemplares son vendidos en 4 años, y cuatro mil más entre
1910 y 1920. Este libro convierte a Freud impopular en los círculos
conservadores. La buena sociedad vienesa le juzga inmoral y obsceno, y deja de
saludar al autor en la calle. Pero fuerte de algunas ideas molestas, su libro
finalmente contribuyó más en aumentar su renombre que a desacreditarle.
La obra de
Freud es revolucionaria sobre un punto: el de la teoría de la sexualidad
infantil. Nadie, hasta ahora, había esbozado teoría alguna en ese sentido,
siendo entonces el niño considerado como un ser asexuado. Según Freud, el niño
es un "perverso poliforme" de sexualidad anárquica. Ésta se exprime
sobre todas las zonas del cuerpo sin objetivo preciso, y sobre objetos
sexuales. En la adolescencia, el instinto sexual se transforma tras las
modificaciones físicas (maduración de los órganos) y las inhibiciones psíquicas
(educación, pudor, asqueo) para llegar al deseo del sexo opuesto: al objetivo
sexual normal. Si el esquema de evolución es interrumpido o mal vivido, por
accidente o por predisposición, aparecen entonces las aberraciones sexuales
(título evocador del primer ensayo de la recopilación, en la cual Freud consagra
numerosas páginas a la "inversión" que, según él, es una perversión y
un frenazo en el desarrollo de la sexualidad).
Las teorías de
Freud confirman la tendencia en el aproximamiento de la homosexualidad. Como
sus predecesores von Krafft-Ebing o Ellis, Freud no ve a la homosexualidad como
un asunto criminal y condenable. No es ya un pecado o una depravación que
merece el castigo, pero un impedimento o un déficit sexual que hay que tolerar,
y curar. El homosexual es considerado como un primitivo, un retrasado de la
vida sexual que ha fracasado en un desarrollo armónico de su sexualidad.
En sus
"Tres Ensayos", Freud justifica la atracción de los sexos opuestos
refiriéndose a una "fábula poética", según él "la más bella
ilustración de la teoría popular de la pulsión sexual" (que no es más que
el discurso de Aristófanes sobre las esferas andróginas, sacadas del
"Banquete" de Platón). Para Freud, el deseo del elemento macho de
reunirse al elemento hembra, explica el amor heterosexual casto, el
"objetivo sexual normal". Lo demás no es más que una desviación y una
inversión. Freud pasa completamente en silencio sobre el amor masculino tan
cacareado a lo largo de los discursos de Platón. ¿Sus orejeras morales vienesas
le impiden ver lo que, sin embargo, salta a la vista a lo largo de esta
apología de la pederastia? Algunas líneas solamente después de la mención de la
especie andrógina, Platón escribe que "esta disposición tenía dos fines:
si tenía lugar la unión carnal entre un hombre y una mujer, éstos darían a luz
para perpetuar la raza, y si tenía lugar entre un hombre y otro hombre, la
saciedad los mantendría separados por un tiempo, se dedicarían al trabajo y
proveerían a todas las necesidades de la existencia. Es a partir de ese momento
que data el amor innato de los hombres los unos por los otros". Si Freud
no hubiera citado de modo fraudulento a Platón para sentar las bases de su
teoría del "objetivo sexual normal", podríamos extrapolar que el
curso del psicoanálisis y el destino de buen número de homosexuales habrían
ciertamente cambiado. Al interpretar el discurso de Aristófanes a su guisa y
sustituyéndole su propia concepción de la homosexualidad, Freud no hace prueba de
rigor analítico. Si el "divino" Platón (tal y como lo califica
Freud), tuviera la oportunidad de leer la obra de Freud, de ver así descrito el
amor entre hombres, de ver de este modo utilizado su "Banquete", sin
duda se revolvería en su tumba!
Freud declara
su animosidad contra Hirschfeld y rehusa escribir en el "Anuario sobre los
estados sexuales intermediarios", como lo declara en una carta enviada a
Jung y fechada a 25 de febrero de 1908. Reprocha notablemente a Hirschfeld de
ser un pervertido por tener relaciones con prostitutos masculinos (lo que hoy llamamos
"chaperos"). Freud piensa que es aberrante el querer otorgar derechos
a los homosexuales, a los que considera como impedidos o enfermos. Volvería sin
embargo sobre sus palabras en 1922, cuando finalmente aceptará firmar junto a
Einstein, Mann, Hesse, Zweig y otros sobre una petición de Hirschfeld reclamando
la abolición del artículo 175.
Dos visiones
cohabitan en Freud: por un lado, una amplitud de espíritu que admite como
natural la sexualidad polimorfa del niño, por otro los prejuicios morales que
asignan a la sexualidad del adulto un objetivo "normal". A lo largo de
su obra, que aumentará por tres veces en 1910, 1915, 1920, Freud no renuncia a
su visión infundibuliforme, haciendo que todo converja hacia ese inamovible
"objetivo sexual final". Su alma científica es, sin embargo, cegada
por las normativas sociales de "normalidad". Aunque tenga la
honestidad de confesar "que aún estamos lejos de saber suficientemente
para formar, a partir de conocimientos fragmentados, una teoría que permita
comprender lo que es lo normal y lo patológico", es por esta distinción
misma entre "normal" y "patológico" que causará el mayor
daño a las personas homosexuales, clasificándolas en esta última categoría.
En 1910,
Freud publica Un recuerdo de infancia de Leonardo da Vinci y relaciona la homosexualidad
del genio italiano a una doble causa: por un lado el rechazo del amor por su
madre y la huída o alejamiento de las mujeres por fidelidad a la imagen
materna, y por otro la elección de su propia persona "como ideal con la
semejanza de los nuevos objetos de amor que ha elegido". Así se convirtió
en homosexual y, aún mejor, se ha vuelto hacia auto-erotismo, los chicos (...),
siendo tan solo personas sustituídas y nuevas "ediciones" de su
propia persona infantil.
En 1911,
Freud resume su teoría de la homosexualidad en "Cinco Psicoanálisis"
(caso nº4, Presidente Schreber): "Aquellos que, más tarde, devienen
manifestamente homosexuales, son hombres que nunca han podido liberarse de esa
exigencia que el objeto deba tener los mismos organos genitales que ellos
mismos."
Freud vuelve
una última vez sobre la homosexualidad en 1935, cuatro años antes de su muerte,
en una carta a su madre y publicada en su correspondencia (9 de abril), dónde
reafirma su teoría del frenazo del desarrollo. Freud escribe que la homosexualidad
no es "ni vicio ni envilecimiento y no podríamos calificarla de
enfermedad". Se muestra prudente en cuanto a las probabilidades de
curación por tratamiento, pero no adopta una postura formalmente opuesta.
La opinión de
Freud sobre la homosexualidad marcará largamente a la opinión pública durante decenios,
estigmatizando por un lado como un frenazo al desarrollo, una perversión, y por
otro describiéndola con la pluma del científico como si fuera un fenómeno
puramente sexual, omitiendo asociar las afinidades del corazón, los
sentimientos, la ternura, el amor. En sus Tres Ensayos , Freud no se refiere ni
una sola vez al amor, si no es mencionando la ausencia de capítulos relatando la
"vida amorosa de los niños" en las obras de otros científicos de la
época, y esto en una nota fuera de página. Aunque podamos elogiar al psiquiatra
vienés por no considerar la homosexualidad como una enfermedad, obligados
estamos en constatar que es él el que ha consagrado con más influencia, la
inclusión del amor entre hombres en la esfera de la patología.
Continuará...
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