Infancia y juventud
Nacido en Aurich, en la época parte del Reino de Hanóver, en
el noroeste de Alemania. Ulrichs recordaba que de niño llevaba ropa de niña,
prefería jugar con niñas y quería ser una niña.1 Su primera experiencia
homosexual fue en 1839 a la edad de 14 años, en el transcurso de una corta
relación con su instructor de equitación. Se graduó en derecho y teología en la
Univeridad de Gotinga en 1846. De 1846 a 1848 estudió historia en la
Universidad de Berlín, escribiendo su disertación (en latín) sobre la Paz de
Westfalia.
De 1849 a 1857 Ulrichs trabajó como asesor legal oficial
para el juzgado de distrito de Hildesheim en el Reino de Hanóver. Tuvo que
dejar su trabajo en 1859 para evitar un proceso que podría llevarlo a la
cárcel.
Activista para la reforma sexual
Clasificación del Uranismo en A Problem in Modern Ethics
(1891) de John Addington Symonds.
En 1862, Ulrichs comunicó a su familia y amigos que era
Uranista y comenzó a escribir bajo el seudónimo Numa Numantius. Sus primeros
cinco ensayos, recogidos como Forschungen über das Räthsel der mannmännlichen
Liebe (Estudios sobre el misterio del amor masculino), explicaban que tal amor
era natural y biológico, resumido en la frase anima muliebris virili corpore
inclusa («una psique femenina atrapada en un cuerpo masculino»). En estos
ensayos, Ulrichs crea varios neologismos para describir las diferentes
orientaciones sexuales e identidades de género, palabras entre las que se
incluye Urning para un hombre que desea a otros hombres y Dioning para los
hombres que desean a mujeres. Estos términos hacen referencia a una sección de
El Banquete de Platón, en el que se discuten dos tipos de amor, simbolizados
por una Afrodita nacida de un hombre (Urano) y una Afrodita nacida de una mujer
(Dione). Ulrichs también creo las palabras para los correspondientes femeninos
(Urninde, para la mujer homosexual), además de para los bisexuales e
intersexuales. Pronto comenzó a publicar bajo su nombre real (posiblemente el
primero en salir del armario) y escribió una declaración de apoyo legal y moral
para un hombre arrestado por delito de homosexualidad.
En la década de 1860, Ulrichs se desplazó por Alemania,
siempre escribiendo y publicando, y siempre con problemas con la ley — aunque
siempre por sus afirmaciones, y no por delitos sexuales. En 1864 sus libros
fueron prohibidos y confiscados por la policía de Sajonia. Más tarde, lo mismo
pasó en Berlín y sus obras fueron prohibidas en toda Prusia. Algunos de estos
papeles han sido encontrados en los archivos nacionales de Prusia e iban a ser
publicados en 2004. Varias de las obras más importantes de Ulrichs han sido
reimpresas, tanto en alemán como en traducción inglesa.
Ulrichs era un patriota de Hanóver, y cuando Prusia anexó
Hanóver en 1866 fue encarcelado brevemente por oponerse al gobierno prusiano.
Al año siguiente abandonó Hanóver para siempre y se trasladó a Múnich. Allí, el
29 de agosto de 1867, Ulrichs se convirtió en el primer homosexual en
declararlo públicamente en un discurso ante el Congreso de Juristas Alemanes en
Munich, donde solicitó una resolución para la eliminación de las leyes en
contra de los homosexuales (artículo 143 código penal prusiano). Lo abuchearon
hasta que tuvo que callar. Más tarde viviría en Wurzburgo y Stuttgart. Dos años
más tarde, en 1869, el escritor austriaco Karl-Maria Kertbeny crea la palabra
homosexual y a partir de la década de 1870 el tema de la orientación sexual
(como se diría en la actualidad) comenzó a ser discutido ampliamente.
Exilio en Italia
Lápida de Ulrichs en L'Aquila en 1988 antes de su
restauración.
En 1879, Ulrichs publicó el duodécimo y último libro de su
Estudios sobre el misterio del amor masculino. Con mala salud y sintiendo que
había hecho todo lo que había podido en Alemania, se exilia por voluntad propia
en Italia. Viaja por el país durante varios años antes de asentarse en
L'Aquila, donde mejoró su salud.
Continuó escribiendo y publicando sus obras (en alemán y
latín) pagando él mismo los costes. En 1895 recibió un diploma honorífico de la
Universidad de Nápoles. Poco después murió en L'Aquila. Su epitafio dice (en
latín) «Exiliado y pobre». «Pobre» fue probablemente una licencia poética.
Ulrichs vivió en L'Aquila como invitado de un terrateniente local, el marqués
Niccolò Persichetti, que dio el discurso en el funeral. Al final del discurso
Pero con nuestra
pérdida, oh Karl Heinrich Ulrichs, la fama de tus obras y tu virtud no
desaparecerán... pero, mientras la inteligencia, la virtud, la cultura, la
perspicacia, la poesía y la ciencia sean cultivadas en esta tierra y sobrevivan
la debilidad de nuestros cuerpos, mientras la noble prominencia del genio y el
conocimiento sean premiados, nosotros y aquellos que vengan detrás de nosotros
derramarán lágrimas y esparcirán flores en tu venerada tumba.
Al final de su vida, Ulrichs escribió:
Hasta el día de mi
muerte, miraré hacia atrás con orgullo por haber encontrado la valentía para
enfrentarme cara a cara al espectro que por tiempo inmemorial ha estado
inyectando veneno en mí y en hombres de mi naturaleza. Muchos han sido llevados
al suicidio porque toda su felicidad en la vida estaba contaminada. De verdad,
estoy orgulloso de haber encontrado la fuerza para dar el golpe inicial a la
hidra del desprecio público.
Olvidado durante muchos años, Ulrichs se está convirtiendo
en una figura de culto en Europa. Hay calles que llevan su nombre en Múnich,
Bremen y Hanóver. Su cumpleaños es señalado todos los años por una fiesta
callejera muy animada y una lectura de poesía en la Karl-Heinrich-Ulrichs-Platz
de Múnich. La ciudad de L'Aquila ha restaurado su tumba y se realiza un
peregrinaje anual al cementerio. Los defensores de los derechos de los
homosexuales posteriores han sido conscientes de la deuda que tenían con
Ulrichs. Magnus Hirschfeld menciona a menudo a Ulrichs y su obra en su Die Homosexualität
des Mannes und des Weibes (La homosexualidad del hombre y la mujer, 1914). La
International Lesbian and Gay Law Association presenta cada tres años el Premio
Karl Heinrich Ulrichs en su memoria.
Araxes
Publicado en 1870, el Araxes. Ruf nach der Befreiung der
Urningsnatur vom Strafgesetz. (Araxes. Llamada a la liberación de la naturaleza
del urning de la ley penal.) es notable por su parecido al discurso moderno del
movimiento LGBT:
El urning,
también, es una persona. El, también, por lo tanto, tiene derechos
inalienables. Su orientación sexual es un derecho establecido por la
naturaleza. Los legisladores no tienen nungún derecho a vetar la naturaleza;
ningún derecho a perseguir la naturaleza en el curso de su trabajo; ningún
derecho a torturar a criaturas vivas que están sujetas a esos impulsos que la
naturaleza les dio.
El urning también
es un ciudadano. El, también, tiene derechos civiles; y de acuerdo a esos
derechos, el estado tiene ciertos deberes que cumplir también. El estado no tiene
el derecho de actuar por capricho o por el placer de la persecución. El estado
no está autorizado, como en el pasado, a tratar a los urnings como si
estuvieran fuera de la ley.
Esta claro que los
legisladores tienen el derecho a hacer leyes que contengan expresiones del
deseo urning, al igual que los legisladores tienen el poder de legislar sobre
el comportamiento de todos los ciudadanos. Así, pueden prohibir a los urnings:
(a) la seducción
de menores masculinos;
(b) la violación
de los derechos civiles (por la fuerza, amenaza, abuso de personas
inconscientes, etc.);
(c) la indecencia
pública.
La prohibición de
la expresión del deseo sexual, es decir, entre adultos que consienten y en
privado, queda fuera de la esfera legal. Cualquier base para la persecución
legal es insuficiente en este caso. Los legisladores no pueden hacerlo debido a
los derechos humanos y el principio de estado constitucional. El legislador no
puede hacerlo por las leyes de la justicia, que impiden aplicar un doble
estándar. Mientras que el urning respete los puntos (a), (b), y (c) más arriba,
el legislador no podrá prohibir que siga los designios de la ley natural a la
que está sujeto.
Dentro de estos
parámetros, el amor urning no es en ningún caso un crimen real. Todos los
indicadores faltan. Incluso no es vergonzoso, decadente o malvado, simplemente
porque es el cumplimiento de una ley natural. Está reconocido como uno de los
múltiples crímenes imaginarios que han plagado los libros de leyes de Europa, para
vergüenza de las personas civilizadas. Criminalizarlo parece, por lo tanto, una
injusticia perpetrada oficialmente.
Simplemente porque
el urning es desgraciadamente una minoría pequeña, no se puede dañar sus
derechos inalienables y sus derechos civiles. La ley de la libertad en el
estado constitucional también debe considerar sus minorías.
Y no importa lo
que hayan hecho los legisladores en el pasado, la ley de la libertad no conoce
límites.
Los legisladores
deberían abandonar la esperanza de desarraigar el impulso sexual urning en
cualquier momento. Incluso las ardientes hogueras en las que quemaron a los
urnings en siglos anteriores no pudieron conseguirlo. Incluso amordazarlos y
atarlos fue inútil. La batalla contra la naturaleza es una sin visos de
victoria. Incluso el gobierno más poderoso, con todos sus medios de coerción
que pueda emplear, es demasiado débil contra la naturaleza. Por otra parte, el
gobierno puede controlar la batalla. El razonamiento y la consciencia del
sentido moral de los mismos urning ofrece al gobierno una cooperación completa
hacia ese objetivo.
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