La mayoría de los estudios por los que hoy se cree que la homosexualidad es
un factor de nacimiento se desarrollaron en los años 90. El doctor Jeffrey
Satinover, médico y antiguo miembro del personal de psiquiatría infantil de la
universidad de Yale, examinó con detenimiento los tres principales estudios que
llevaron a que los medios difundieran masivamente la idea de que la
homosexualidad es biológica.
PRIMEROS ESTUDIOS
La estructura cerebral de Simon LeVay
En la revista científica Science de agosto de 1991, Simon LeVay,
del Salk Institute en San Diego, publicó un estudio sobre diferencias de la
estructura cerebral entre homosexuales y heterosexuales. Llevó a cabo un
análisis post-mortem de 19 hombres homosexuales y otros 16 que se cree
eran heterosexuales, tras lo cual reportó haber encontrado «diferencias sutiles
pero importantes en una sección específica del cerebro, en la región del
hipotálamo llamada INAH3».
La principal deficiencia de su estudio fue que todos los hombres
homosexuales habían muerto de SIDA; este hecho, de acuerdo con otros
investigadores podría considerarse como la causa contribuyente a las
diferencias (en el tronco cerebral). Además de que LeVay asumió que por haber
muerto de SIDA eran homosexuales.
Aun así, al presentar su estudio, LeVay comentó: «Es importante recalcar lo
que no encontré. No comprobé que la homosexualidad sea una condición genética,
ni encontré una causa genética para ser gay.1 No demostré que los
hombres gay nacen de esta manera, que es el error más común que cometen las
personas al interpretar mi trabajo. Tampoco localicé un centro gay en el
cerebro. El INAH3 es poco probable que sea el único núcleo gay en el cerebro,
más bien es una parte de una cadena de núcleos involucrados en el
comportamiento sexual de hombres y mujeres… Ya que examiné cerebros adultos, no
podemos saber si las diferencias que encontré estaban ahí desde el nacimiento,
o si aparecieron más tarde».
Este estudio ha sido rechazado por neurólogos reconocidos. «Es necesario un
gran esfuerzo para convencerse del enlace que existe entre esta estructura
neuronal y la homosexualidad», dice Richard Nakamura (Deputy Director National
Institute of Mental Health).
Los gemelos de Bailey-Pillard
A Michael Bailey se le conoce por su interés de ligar la orientación sexual
de la persona a un origen biológico/genético. Junto con Pillard enfocó sus
esfuerzos en gemelos idénticos, mellizos, gemelos no dados en adopción y
gemelos dados en adopción.
En su estudio (1991), Bailey y Pillard encontraron que en 52% de los casos
de gemelos idénticos, ambos hermanos presentaban homosexualidad. Lo que quiere
decir que para cada gemelo idéntico identificado con atracción al mismo sexo
(AMS), había una posibilidad aproximada de 50% de que el otro gemelo también la
tuviese.
Por el enfoque de su estudio la pregunta de la comunidad científica fue: «Si
hay algo en el código genético que hace que un individuo tenga AMS, ¿por qué
los gemelos idénticos no tuvieron todos AMS, si cuentan con el mismo código
genético? La concordancia debió ser de 100%».
Su estudio tenía una falla fundamental: Todos los gemelos crecieron
juntos en el mismo ambiente familiar y social.
Debió haber existido un grupo de control en el que hermanos gemelos hubieran
crecido en ambientes distintos. De haber una causa genética,
indistintamente del ambiente en el que crecieron ambos hermanos hubieran
presentado homosexualidad.
Un estudio posterior que se llevó a cabo usando el Registro Australiano de
Gemelos (Australian Twin Registry), una fuente más objetiva, Bailey
encontró una concordancia tan baja como 20-37%. El primer estudio de Bailey
recibió una gran atención de la prensa y el segundo apenas lo cubrieron los
medios.
Como el doctor Dean Byrd, decano de la Universidad de UTAH señala: «El único
punto esencial que emerge de la investigación de Bailey y Pillard realmente fue
que probó que las influencias ambientales juegan un fuerte papel en el
desarrollo de la homosexualidad».
En diciembre de 1994 el New York Times publicaba en su primera
plana: «Descubren gen gay». Esta nota de prensa hacía referencia al estudio en
el que cinco investigadores dirigidos por Dean Hamer del Instituto Nacional del
Cáncer, publicaron un estudio cuyo objetivo era conectar la homosexualidad
masculina con una región específica del cromosoma X.
Hamer y sus colegas intentaron ligar la homosexualidad masculina a una
porción del ADN localizada en la punta del cromosoma X. Examinó a 40 parejas de
gemelos idénticos y mellizos gay. Como conclusión de su estudio Hamer
identificó el gen Xq28 como una influencia en la orientación sexual homosexual,
pero solo estaría presente entre 5 y 30% de hombres homosexuales. ¿Cuál sería
entonces el origen de la homosexualidad de 70 o 95% restante?
Las críticas del estudio de Hamer vinieron de una fuente sorpresiva: el
doctor George Risch, el científico en el Colegio de Medicina de la Universidad
de Yale que inventó el método utilizado por Hamer, comentó: «ninguno de estos
resultados es estadísticamente relevante».
Los hombres heredan la (X) de la madre. Por lo cual, una mujer lesbiana con
este marcador Xq28 presente en su ADN debería tener hijos homosexuales con este
supuesto gen. Esto no ha sucedido en la realidad.
La Universidad de Western Ontario en 1995 intentó replicar el estudio
siguiendo la misma metodología de Hamer: «nuestros datos no respaldan la
presencia de un gen de gran efecto que influencie la orientación sexual en la
posición Xq28».
Finalmente Hamer aceptó: «Sabíamos que los genes eran únicamente parte de la
respuesta. Asumimos que el medio ambiente de desarrollo también juega un papel
importante en la orientación sexual, tal y como lo hace en la mayoría, si no es
que en todos, los comportamientos… La homosexualidad no es puramente genética…
El medio ambiente también juega un papel… No creo que seremos capaces de
predecir quién tendrá homosexualidad y quién no. Nuestros estudios tratan de
establecer con exactitud los factores genéticos [...] no de negar los factores
psicosociales».2
ESTUDIOS RECIENTES
Estudio genético molecular
de la orientación sexual
La finalidad del estudio fue comprender mejor el desarrollo de la sexualidad
y saber por qué unos hombres sienten atracción hacia personas de su mismo sexo
y otros no.
Alan Sanders, investigador de Northwestern Evanston Chicago, recolectó
muestras de ADN (en sangre y saliva) y datos sociológicos de mil parejas de
hermanos varones homosexuales, diez veces más que cualquier otro estudio
parecido, con el objetivo de buscar las bases genéticas de la homosexualidad.
Al inicio del estudio en 2007, Timothy Murphy, asesor de bioética del equipo
de trabajo, dijo que en caso de existir una base genética para la orientación
sexual, tarde o temprano saldría a la luz. «No es cuestión de si debemos o no
hacer esta investigación; se trata de que nos aseguremos de estar preparados
para proteger a las personas de usos insidiosos de esta ciencia», dijo.
El estudio se centró en comparar los genomas de hermanos homosexuales, que
comparten la mitad de sus genes, para detectar áreas que aparezcan en los dos
con una frecuencia no explicable por el azar. Ello indicaría que uno o más
genes de la región podrían estar vinculados a la orientación sexual.
El estudio concluyó en marzo de 2008, «el primer objetivo es científico, y
esperamos que los resultados sean útiles para la comprensión de la sociedad en
general». Sanders declaró entonces: «no creo que exista un gen de la
homosexualidad, estimo que interactúan otros factores no genéticos, como
influencias sociales y ambientales».3
Hoy sabemos que algunas conductas humanas como el alcoholismo o condiciones
como la obesidad son altamente influenciadas por genes heredados. No por ello
decimos a estas personas: «Tu naciste con una inclinación a comer o tomar.
Sería antinatural pretender quitarte tus alimentos y bebidas. Tú eres así, es
genético. ¡No! Eso no sucede. La genética no es responsable de la conducta
humana y la conducta humana no puede justificarse por la genética».4
Proyecto Genoma Humano
Francis S. Collins fue el director del proyecto del Genoma Humano que hizo
pública su secuencia (el mayor descubrimiento científico de nuestra época).
Químico por la universidad de Yale y médico por la de Carolina del Norte,
identificó el gen de la neoplasia endocrina múltiple. También buscó los genes
que producen la sensibilidad a la diabetes.
Según Collins, hay un componente «inescapable» de heredabilidad en muchos
rasgos del comportamiento humano. Por heredabilidad se refiere a la influencia
de los factores genéticos en rasgos de la personalidad. Pero la heredabilidad
no es 100% segura. A partir de numerosas investigaciones con gemelos idénticos,
se observa que incluso rasgos heredados no se desarrollan inevitablemente. Y no
siempre se heredan.
Al terminar de trazar el mapa del Genoma Humano en 2007, el director del
proyecto confirmó: «En el mapa del Genoma Humano no se encontró un gen gay. La
influencia genética en la homosexualidad es mucho menor que en otras
tendencias, como la propensión a la agresión o a la neurosis».
«Un área de interés público especialmente fuerte es la base genética de la
homosexualidad. La evidencia en estudios de gemelos demuestra que hay factores
heredables que juegan un papel en la homosexualidad masculina. Sin embargo, la
posibilidad de que el gemelo idéntico de un hombre homosexual también sea gay
es de sólo 20% (la posibilidad de que un hombre al azar sea gay es entre 2 y
4%). Esto indica que la orientación sexual puede tener influencia genética pero
no viene incrustada en el ADN y como quiera que los genes estén
implicados es mediante predisposiciones y no predeterminaciones».
La evidencia científica sobre la no existencia de una causa genética o
natural de la homosexualidad ha llevado a instituciones como la American
Psychological Association (APA) a cambiar la información sobre el tema. En
marzo de 2008 la APA publicó una nueva versión del folleto: «Preguntas a tus
interrogantes para un mejor entendimiento de la orientación sexual y
homosexualidad».
Este folleto es delineado por el Comité de Asuntos Lésbicos, Gay y
Bisexuales de la APA. En la nueva edición se refleja mayor interés científico y
cuidado a la ética de la atención psicológica. En la edición anterior de este
folleto en 1998 se describía:
«Hay una considerable y reciente evidencia que sugiere que la biología,
incluyendo la genética o factores hormonales de nacimiento, juegan un papel
significativo en el rol de la orientación sexual de la persona».
Pero en la edición actual de 2008, la declaración anterior fue sustituida
por la siguiente: «No hay un consenso entre los científicos acerca de las
razones exactas por las que una persona desarrolla una orientación sexual.
Aunque ha habido mucha investigación que examina las posibles causas genéticas,
hormonales, sociales y culturales. No ha habido evidencia que permita concluir
que la orientación sexual sea determinada por un solo factor».
A la pregunta: ¿Qué hay acerca de las terapias que buscan cambiar la
orientación sexual de homosexual a heterosexual?, el folleto en ningún
momento menciona que sea una terapia dañina o con efectos malos para la persona
y enfatiza al final: «Las organizaciones de la salud mental llaman a sus
miembros a respetar el derecho de decisión y determinación de cada paciente».
¿PREDISPOSICIÓN GENÉTICA O INFLUENCIA EXTERNA?
La evidencia científica reciente prueba que sólo entre 2 y 4% de la
población homosexual podría tener una predisposición biológica no incrustada en
el ADN. Sin embargo, esa misma predisposición no es heredable ni determina la
orientación sexual de una persona. Esa predisposición requiere de influencias
externas para que la homosexualidad pueda ser desarrollada. Estadísticamente,
no es relevante, dado que el restante 96 a 98% de la población homosexual no
presenta esta predisposición.
1 http://discovermagazine.com/1994/mar/sexandthebrain346/?searchterm=levay
2 «Gay genes, revisited: Doubts arise
over r search on the biology of homosexuality», Scientific American,
noviembre 1995, p. 26.
3 http://www.gaybros.com/brochure.html
http://www.iht.com/articles/ap/2007/10/15/healthscience/NA-SCI-US-Gay-Genetics.php
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2007/10/17/biociencia/1192645768.html
4 Whitehead, Neil, My genes made
me do it, New Zeland, 2005.
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