Josué Cantorán Viramontes
Enehache.com
En el Primer Encuentro Nacional de Jóvenes Activistas LGBTIQ se
pusieron sobre la mesa varios temas que están afectando, por igual, a la
población de la diversidad, como el atraso o retroceso legislativo en algunos
estados en cuanto a derechos sexuales, la falta de acceso a justicia,
educación, salud y empleo; la invisibilización de otros problemas de salud por
la atención en el VIH, y la falta de diagnósticos confiables que permitan
describir la situación del país. Los retos son varios y el camino apenas empieza;
por lo pronto ya se busca consolidar estrategias interestatales para trabajar
en puntos concretos
Actualmente se vive un momento coyuntural para el trabajo de las
organizaciones de la sociedad civil, especialmente para aquellas
dedicadas a la defensa de los derechos sexuales y de las poblaciones LGBT. El
reciente cambio de gobierno federal, así como los procesos electorales que se
vivirán este año en 14 estados de la República, crean un ambiente político en
el que las estrategias de trabajo deben replantearse para abrir la puerta a
progresos concretos.
Bajo esta premisa, organizaciones como la Coalición de Jóvenes
por la Educación y la Salud Sexual (COJESS), Jóvenes LGBT México, Salud
Integral para la Mujer AC (SIPAM) y Youth Coalition for Sexual and Reproductive
Rights, convocaron a la Primera Reunión Nacional de Jóvenes Activistas,
celebrada los días 16 y 17 de marzo pasado y a la que asistieron cerca de 60
participantes provenientes de 15 estados del país.
Según explicó a Reversible Roberto Pérez Baeza, integrante de
COJESS y uno de los miembros del comité coordinador, el objetivo de este
evento, además de articular los esfuerzos de los activistas en los diferentes
estados, fue “la construcción de una agenda que tenga las prioridades políticas
que en estos momentos necesitamos como jóvenes LGBTIQ a nivel nacional, una
agenda política que pueda ser colocada y trabajada desde de la incidencia
política en todos los estados del país”.
De este modo, durante dos días se entablaron mesas de diálogo y
reflexión acerca de los distintos temas que se consideran prioritarios para las
comunidades LGBT en México, como salud, empleo, educación, violencia y
discriminación, legislación, participación política y fortalecimiento
institucional. En cada área se llegó a consensos específicos y se acordó
consolidar estrategias interestatales para trabajar en puntos concretos.
Como resultado final, quedó establecida la Red Nacional de
Activistas Jóvenes LGBTIQ, misma que funcionará como una coordinación y
cuenta ya con un vocal por cada una de las cinco regiones del país
representadas, así como un enlace de cada tema anteriormente mencionado.
De estado a estado, realidades contrastantes
Una de las principales preocupaciones de los activistas de todo
el país es que los avances legislativos y políticos que ocurren en el Distrito
Federal –considerada una ciudad de avanzada, al menos en materia de derechos
sexuales– no necesariamente se ven reflejados en el resto de las entidades. Es
más, en los últimos años algunos estados han tenido serios retrocesos.
“Estamos en una verdadera crisis”, dice Sarah Calderón Vargas,
de la Federación de Mujeres Universitarias Baja California. En 2008, una
diputada del PAN, respaldada por legisladores de las bancadas del PRI, Nueva
Alianza y un partido local identificado con grupos conservadores, promovió una
reforma de ley para penalizar el aborto en cualquiera de sus causales. En 2011,
una controversia desatada ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para
declarar dicha reforma inconstitucional, no surtió efectos.
El Código Penal local ahora estipula una pena de entre uno y
cinco años de prisión a la mujer que interrumpa su embarazo, y hasta diez para
los médicos que realicen el procedimiento. En entrevista, Sarah cuenta que
quienes han resultado desprotegidas son las mujeres: “hemos tenido casos de
mujeres con cáncer en el Hospital General a quienes se les prohíbe la
interrupción de su embarazo a pesar de que están en peligro de muerte”.
“Baja California es sumamente conservadora y nuestros políticos
también lo son”, afirma la activista. Pero ello no es motivo para frenar el
trabajo, y las organizaciones aprovecharán la coyuntura de las próximas
elecciones para intentar colocar los temas en la agenda de los candidatos
y así conferir mayor visibilidad a dichas problemáticas.
“Estamos iniciando un diálogo a partir de las organizaciones de
la sociedad civil para reunirnos con nuestros candidatos y candidatas (…) Esto
lo tenemos programado para mayo y tenemos muchas esperanzas de que, a pesar de
sus posturas conservadoras, logremos por lo menos iniciar algún tipo de
negociación”, expone.
Una situación distinta ocurre en Coahuila, a decir de Violeta
Montenegro, integrante de la Comunidad Lésbica Soles A.C., una organización que
enfoca su trabajo a los temas de empoderamiento y salud sexual para mujeres
lesbianas. “Se puede decir que se va avanzando”, dice, mientras asegura
que muchas puertas se han abierto a la comunidad LGBT durante los últimos
gobiernos estatales.
Pese a la oposición de Acción Nacional, en 2007 el Congreso de
Coahuila legisló para aprobar el Pacto Civil de Solidaridad, una figura legal
que permite a las parejas del mismo sexo recibir algunos beneficios jurídicos.
Además, el mes pasado un diputado local del Partido Social Demócrata (PSD)
informó que impulsaría el matrimonio igualitario, al considerar que los
alcances de tal acuerdo ya resultan insuficientes.
Asimismo, en Coahuila existe la Dirección para Promover la
Igualdad y Prevenir la Discriminación, dependencia estatal fundada en 2007 que
se encarga de la creación de programas y políticas públicas enfocadas a
erradicar la discriminación por cualquier motivo, incluidas las preferencias
sexuales.
VIH, ¿el único problema de salud de la comunidad LGBT?
Los retos y problemas que enfrentan los colectivos LGBT en
México son amplios: desde la falta de legislaciones oportunas que los protejan
hasta los obstáculos para tener un acceso libre a los servicios de educación y
salud, o al campo laboral. Sin embargo, a decir del mismo Pérez Baeza,
todas estas problemáticas se han soslayado históricamente pues el trabajo de
las organizaciones se ha centrado en el tema del VIH/sida.
“Una de las principales lecturas que tenemos, al menos en México
en este momento, es que el tema de diversidad sexual está siendo invisibilizado
por el tema de VIH”, explica el activista, al enfatizar que una de las
prioridades de la Reunión Nacional es la de reflejar cuáles son las otras
necesidades de los jóvenes LGBT en México.
Con esta idea coinciden Sarah Calderón y Violeta Montenegro. La
primera reconoce que el VIH es un problema de las poblaciones de la diversidad
sexual, pero no el único, y lamenta que existan “otras necesidades que no se
están atendiendo”, como la salud sexual de las mujeres lesbianas, pues la
información destinada a este grupo es realmente limitada.
Violeta, por su parte, participa en una organización lésbica
que, además de VIH, atiende problemas de salud como cáncer de mama, cáncer
cérvico-uterino, virus del papiloma humano y otras infecciones de transmisión
sexual. La poca información para mujeres lesbianas, explica, genera la idea
errónea de que “no corremos riesgos o no tenemos prácticas sexuales de riesgo
para el contagio”.
David Ochoa Durán, originario de Guadalajara e integrante de
Cohesión de Diversidades para la Sustentabilidad A.C. (Codise), detalló a
Reversible que en las mesas de trabajo para el tema de salud al interior de la
Reunión Nacional, se acordó que uno de los objetivos prioritarios es lograr “la
capacitación en los centros de salud; que se elabore un centro de atención
específico para las personas de la diversidad sexual, específicamente a la
población lésbica y transexual, para que los médicos y enfermeras eviten
conductas de discriminación o de estigma dentro de los hospitales”.
No existen verdaderos diagnósticos
Jóvenes que participaron en las diversas mesas de trabajo
explicaron a Reversible que uno de los consensos unánimes
dentro de este encuentro nacional fue que en prácticamente cualquiera de
los temas abordados se carece de diagnósticos confiables que permitan describir
la situación del país en materia de derechos sexuales.
Emmanuel Álvarez Brunel, integrante de Ombudsgay, organización
del Distrito Federal que se dedica a la defensa de los derechos humanos de las
personas LGBT, expone que la propuesta central de la mesa de trabajo en la que
participó, la de discriminación y violencia, fue la realización de una encuesta
nacional enfocada a las poblaciones de la diversidad sexual, puesto que las que
se realizan actualmente, además de que son pocas, no proporcionan datos
suficientes.
Más tarde, los jóvenes se coordinarán para realizar un
observatorio nacional de discriminación y violencia, cuyo trabajo consistirá en
monitorear medios de comunicación y documentar los casos que se susciten
en todo el país. De concretarse, esta iniciativa irá más allá de los conteos de
crímenes de odio que realizan organizaciones locales. “Esto sería un
observatorio que involucre todo tipo de discriminación hacia la comunidad
LGBT”, afirma Emmanuel.
El activista lamenta que la discriminación y la violencia
continúen siendo dos de los problemas más agudos que enfrentan los jóvenes LGBT
en México: “las personas que rompemos un poco esas normas (de la
heterosexualidad) sufrimos todo tipo de discriminación, desde cosas muy
sencillas como miradas, comentarios o bromas, hasta cosas más fuertes, como que
se te impida el acceso a la educación, a la salud o incluso que te quiten la
vida”.
También en el aspecto legislativo es necesario realizar una evaluación
de todos los estados, donde se comparen y expongan con claridad las distintas
legislaciones respecto a todos los temas que conciernen a las poblaciones LGBT:
cuántos y cuáles permiten el matrimonio gay, cuáles las uniones civiles, cuáles
reconocen el derecho a la identidad a las personas trans, cuáles cuentan con
leyes antidiscriminación, etcétera.
En la mesa de trabajo de legislación “acordamos hacer un mapeo o
un censo sobre las leyes que están a favor o en contra, o dónde existen vacíos
legales en las legislaciones actuales; hacer un censo y profundizar del porqué
de las leyes, cómo se ha llegado al diálogo, qué es lo principal por lo que
apostamos y ser incisivos en la ley, ser participativos”, explica en entrevista
Jess Marjane, una joven trans que colabora con en el Clóset de Sor Juana en el
D.F.
Al conocerse este diagnóstico, se podrá trabajar de forma más
coordinada entre los estados, pues se sabrá por dónde plantear la incidencia y
qué acciones conjuntas podrían emprender los activistas en entidades
específicas.
Educación sexual, la vieja demanda aún sin resolver
Kenlly Pacheco Morales, de la organización Amor es Amor y
estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) unidad Ajusco, cuenta a
Reversible que el tema de la educación sexual, uno en los que el activismo LGBT
ha centrado sus esfuerzos históricamente, sigue siendo fundamental debido a que
no se han logrado todos los resultados esperados y, por tanto, no puede dejarse
a un lado.
El derecho que tienen los niños y niñas de primaria de recibir
información científica y desprovista de prejuicios moralistas y religiosos,
sigue siendo incumplido. “Se habló en la mesa de trabajo que desde la educación
básica la sexualidad se ve únicamente como una forma de reproducción, nunca se
aborda el otro lado, no interviene la educación sexual en la diversidad”,
lamenta Kenlly.
Al futuro docente también le preocupa que sus colegas no reciban
capacitación integral en sexualidad, pues de esa forma continuarán perpetuando
los prejuicios en sus alumnos. Por ello, es necesario “seguir fomentando la
capacitación en los educadores, que estén capacitadxs para explicar el tema.
Cuando el niño tiene alguna duda, el docente o evade el tema o llama a las
cosas con nombres erróneos. Generalmente no tiene esa noción del tema de
sexualidad en cualquier criterio”.
¿Qué queda por hacer a la Red?
Después del nacimiento de la Red Nacional de Activistas
Jóvenes LGBTIQ, los participantes de la Reunión admiten que los temas en los
que hay que trabajar son muchos y que coordinar la labor de grupos originarios
de puntos tan distantes del país puede resultar una tarea ardua.
David, de Guadalajara, reconoce al respecto que “como red aún
queda organizarnos de una manera más estructurada porque quedaron temas
pendientes, como la misión y la visión, pero en esta primera instancia se
sentaron las bases de los comités, de acción”.
No obstante, en lo que todos los participantes coinciden es que
éste deberá ser un punto de partida para cohesionar los esfuerzos y confían que
en realidad puedan efectuarse logros concretos.
Sarah regresa a Tijuana “con mucha esperanza de realizar un
verdadero cambio para nuestro país y para la comunidad”, mientras Emmanuel
permanecerá en el D.F. con la firme intención de “seguir en contacto, seguir en
redes de organizaciones, compartir información, apoyarnos en los que podamos y
tener acciones en conjunto”.
El trabajo es mucho, pero también el talento y la determinación
de los jóvenes. En palabras de David, “todo aquello que involucre sumar
esfuerzos siempre tendrá resultados positivos, y qué mejor que seamos los
jóvenes y las jóvenes; bueno, estamos apenas empapándonos del conocimiento pero
tenemos mucha disposición de trabajar y generar acciones que cambien las
políticas públicas de nuestro país”.
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