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viernes, 7 de junio de 2013

Los amores clandestinos gay




Homopolis

Muchas historias de amores homosexuales que aparecen en películas o novelas de diversas épocas terminan en tragedia, lo que genera la idea de que amar a alguien del mismo sexo es tan complicado que su destino es el fracaso.

“El amor que no se atreve a decir su nombre”, como calificó Wilde a la relación entre dos hombres durante el proceso que se le siguió bajo el cargo de sodomía, hoy, siglos después, empieza a gritarlo, aunque aún no de la manera deseable.

 Lupita y Jimena tienen 19 años y llevan ocho meses de noviazgo. Viven fuera del clóset y sus familias están al tanto de la relación y la toleran, siempre y cuando ninguna pise la casa de la otra, porque sus madres, que ni siquiera se conocen, consideran que sería una falta de respeto al hogar. Para evitar conflictos, aceptan las condiciones impuestas y no se ven en sus casas.

Saúl y Memo, de 35 y 28 años, están juntos desde hace 2 años, están dentro del clóset y dicen amarse con todo. Ante las familias son los mejores amigos y son sumamente discretos porque temen lastimar y defraudar a sus madres.

Como éstas hay muchas más historias de relaciones con todo tipo de problemas, a causa de que en nuestra sociedad las relaciones gay y lésbicas aún no son bien vistas.

Los costos del amor homosexual son el miedo al rechazo y al abandono familiar, la mentira constante, las presiones, los desalientos, las frustraciones, las ganas de tirar la toalla o abandonar el barco. Las relaciones sentimentales difícilmente pueden solidificarse así.

Esto lleva a muchos a no enamorarse ni intentar vivir en pareja, a no comprometerse con otra persona más allá de la amistad, del ligue o del sexo ocasional, sólo se busca vivir el momento con relaciones fugaces. Quienes desean vivir en pareja deben apostarle con todo para no morir en el intento.

¿El sufrimiento de no poder amar a plenitud sin esconderse es lo único a lo que podemos aspirar gays y lesbianas? ¿Es preferible vivir en soledad para ahorrarnos pleitos, incomprensiones y rechazos?

No cejar en el intento es nuestro compromiso, en la medida en que más parejas reclamen sus derechos, más visibles somos y más fuerza tendremos. Si dos personas se aman realmente, con su amor les basta, lo demás qué importa.

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