En la Grecia antigua, un erómeno (griego ἐρώμενος erómenos,
pl. ἐρώμενοι erómenoi) es un adolescente comprometido en una pareja pederástica
con un hombre adulto, llamado erastés.
Un joven muchacho era susceptible de convertirse en erómeno
desde el momento en que salía de la estancia de las mujeres, el gineceo, para
frecuentar la palestra, donde recibía una educación intelectual y física.
Este estatus social, aunque reconocido y codificado por las
sociedades antiguas, era practicado sobre todo por la aristocracia, más
habitualmente en el orden ecuestre – Curetes o Kourètes.
Se consideraba que la aparición de la barba en el mentón del
joven ponía fin a la posibilidad de este estatus social, si bien algunas veces
las relaciones iniciadas con anterioridad continuaban.
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