El estudio de la homosexualidad en México se puede
dividir en tres épocas separadas, coincidiendo con las tres grandes épocas
históricas de México: época precolombina, virreinato e independencia, a pesar
de que el rechazo hacia la homosexualidad forma un hilo conductor que atraviesa
las tres épocas.
Los datos sobre los pueblos precolombinos y de la
primera época de la colonización son escasos y confusos. Los cronistas
describían a menudo las costumbres indias que les sorprendían o que desaprobaban,
pero tendían a tomar una postura acusadora o de disculpa, lo que convierte en
imposible distinguir entre realidad y propaganda. En general, parece que los
mexicas eran tan homófobos como los españoles y que otros pueblos indígenas
tendían a ser mucho más tolerantes, hasta el punto de honrar a los berdaches,
los «dos espíritus», como chamanes.
La historia de la homosexualidad en la época colonial
y posterior a la independencia todavía está en gran parte por ser estudiada.
Dominan el panorama sobre todo las ejecuciones de sodomitas de 1658 y el «baile
de los 41» de 1901, dos grandes escándalos en la vida pública mexicana.
La situación está cambiando en el siglo XXI, en parte
gracias al descubrimiento del colectivo LGBT como potenciales consumidores, el
llamado dinero rosa, y turistas. Se han creado leyes para combatir la
discriminación (2003) y dos entidades federativas, el Distrito Federal y
Coahuila, han legalizado las uniones civiles de homosexuales (2007). El 21 de
diciembre de 2009, a pesar de la oposición de la Iglesia, el Gobierno de la
Ciudad de México aprobó el matrimonio homosexual, con 39 votos a favor, 20 en
contra y 5 abstenciones, convirtiéndose en la primera ciudad de América Latina
en hacerlo. Sin embargo, México seguía siendo en 2007 uno de los países en los
que más delitos se cometen contra la comunidad LGBT, siendo asesinada una
persona en un crimen homofóbico cada dos días.
México precolombino
La mayoría de las noticias sobre los pueblos
precolombinos provienen de las crónicas de la conquista de los españoles. Estos
relatos deben tomarse con precaución, puesto que la acusación de sodomía era
empleada para justificar la conquista, al igual que otras acusaciones reales o
inventadas, como los sacrificios humanos, el canibalismo o la idolatría.
Puesto que tanto los defensores de los indígenas como los que se les oponían
manipulaban la información a su parecer, unos tratando de minimizar la
incidencia de la sodomía y otros exagerando las historias, resulta imposible
hacerse una imagen adecuada de la homosexualidad en el México precolombino. A
esa conclusión llegó el historiador Antonio de Herrera ya desde 1601.
Entre los pueblos indígenas americanos estaba
generalizada la institución del berdache. Los berdaches, inicialmente
considerados hermafroditas por los conquistadores españoles, eran hombres que
asumían funciones y comportamientos femeninos. También llamados "dos
espíritus", no eran considerados ni hombres ni mujeres por sus sociedades,
sino que se los consideraba como un tercer sexo y a menudo tenían funciones
espirituales. Los conquistadores los consideraban a menudo como homosexuales
pasivos y fueron tratados con desprecio y crueldad.
Los mayas eran relativamente tolerantes con la
homosexualidad. Se sabe de fiestas sexuales entre los mayas que incluían el
sexo homosexual, lo que no impide que la sodomía estuviese condenada a muerte
en horno ardiente.
La sociedad maya consideraba la homosexualidad
preferible al sexo prematrimonial heterosexual, por lo que los nobles
conseguían esclavos sexuales para sus hijos.
Los mexicas
Los mexicas o aztecas eran extremadamente intolerantes
con la homosexualidad, a pesar de que algunos de sus rituales públicos tenían
tintes homoeróticos. Así, por ejemplo, adoraban a la diosa Xochiquétzal, que
bajo su aspecto masculino, con el nombre de Xochipilli, protegía la
prostitución masculina y la homosexualidad. La historia mítica del pueblo
azteca se dividía en cuatro «mundos», de los cuales el anterior había sido «una
vida fácil, débil, de sodomía, perversión, del baile de las flores y de
adoración a Xochiquétzal», en la que se habían olvidado las «virtudes
masculinas de la guerra, la administración y la sabiduría». Es posible que
esta historia hiciera referencia a los toltecas. El autor Richard Texler, en
su libro Sex and the Conquest, afirma que los aztecas convertían a algunos de
los enemigos conquistados en berdaches, siguiendo la metáfora de que la
penetración es una muestra de poder.
La ley mexica castigaba la sodomía con la horca, cuya
palabra náhuatl corresponde a cuilontli, el empalamiento para el homosexual
activo, la extracción de las entrañas por el orificio anal para el homosexual
pasivo y la muerte por garrote para las lesbianas.
Algunos autores afirman que estas estrictas leyes no
eran empleadas en la práctica y que los homosexuales eran relativamente libres.
Por ejemplo, citan crónicas españolas que hablan de sodomía generalizada que
incluía a niños de hasta 6 años o de niños que se vestían como mujeres para
ejercer la prostitución. Las crónicas también hablan de actos religiosos en los
que se practicaba la sodomía.
La existencia del lesbianismo está atestiguada por la
palabra náhuatl patlacheh, que denomina a mujeres que realizan actividades
masculinas, incluyendo la penetración de otras mujeres, como revela la Historia
general de las cosas de Nueva España de Bernardino de Sahagún.
Otros pueblos indígenas
A pesar del puritanismo de los mexicas, las costumbres
sexuales de los pueblos sometidos en el Imperio azteca variaban en gran medida.
Por ejemplo Bernal Díaz del Castillo habla de homosexualidad entre las clases
dirigentes, prostitución de jóvenes y travestismo en la zona de Veracruz.
Los toltecas, por otra parte, eran muy tolerantes con
la homosexualidad.
La conquista
Grabado de de Bry que representa la escena en que
Balboa azuza sus perros contra algunos berdaches (1594); Biblioteca pública de
Nueva York.
Desde los primeros contactos de los españoles con los
indígenas se planteó la equivalencia indio, caníbal y sodomita. Fue el médico
de Colón, Diego Álvarez Chanca, en una carta de 1494, el primero en dar noticia
de ello. Habla de la costumbre de los caribes de capturar a muchachos a los que
eliminaban todos los órganos masculinos. Estos desarrollaban «características
femeninas y los caribes los empleaban para la práctica de la sodomía de forma
similar a la que los árabes disfrutan de sus jóvenes como eunucos y bardajes.
[...] Una vez hombres crecidos, los caribes los mataban y se los comían».
En 1511 Pedro Mártir de Anglería edita su De orbe novo
decades, con la información que pudo obtener de los primeros exploradores
gracias a su amistad con Isabel la Católica. D'Anghiera relata cómo Vasco Núñez
de Balboa, durante su exploración de Quarequa, en el istmo de Panamá, en 1513,
disgustado con «un hermano del rey y otros jóvenes, hombres obsequiosos, [que]
vestían afeminadamente con ropas de mujer [...de los que el hermano del rey]
abusaba con antinatural» temeridad, echó a cuarenta de ellos como comida a los
perros. D'Anghiera continúa su relato diciendo que el «odio natural por el
pecado antinatural» de los indígenas les impulsó a que, «espontánea y
violentamente, buscaron a todos los demás que supieran que estaban infectados».
Después de todo, D'Anghiera comenta que «sólo los nobles y los gentileshombres
ejercían esa especie de deseo. [... Los] indígenas sabían que la sodomía
ofendía gravemente a Dios. [... Y que estos hechos provocaban] las tempestades
que con truenos y rayos tan a menudo los azotaban, o las inundaciones que
ahogaban sus frutos que habían causado hambre y enfermedades.»
En una relación sobre los indígenas realizada en 1519
por el consejo de la villa de Veracruz para informar a Carlos I, atribuida a
Hernán Cortés, se comenta que habían «llegado a saber de cierto que son todos
sodomitas y practican ese pecado abominable».11 En otro relato de un
conquistador italiano anónimo se habla de que los hombres y mujeres de Pánuco
adoran a un miembro masculino y han erigido falos en sus templos y plazas
públicas para adorarlos: «la multitud de métodos empleados por los hombres para
satisfacer su vicio abominable [es] casi demasiado increíble como para ser
creída. [...] el diablo contenido en sus ídolos les había poseído. Les había
dado instrucciones de sacrificar a sus semejantes, extraer sus corazones y
ofrecer los corazones, así como la sangre tomada de la lengua, las orejas, las
piernas y los brazos, todo para los ídolos». Finalmente comenta que «todos los
habitantes de Nueva España y aquellos de otras provincias adyacentes comían
carne humana, todos practicaban comúnmente la sodomía y bebían en exceso»,
comparando algunas de las costumbres de los indígenas con las de los sarracenos
impíos.
A mediados del siglo XVI tanto Bernal Díaz del
Castillo, como el explorador Gonzalo Fernández de Oviedo o el soldado Juan de
Grijalva escriben sobre escenas de sodomía talladas en la arquitectura, en
joyería de oro, en tierra cocida y en estatuas. El hecho fue confirmado en 1526
por Gonzalo Fernández de Oviedo, encargado del fundido del oro de las minas de
América.11 En esa misma época,
Núñez Cabeza de Vaca escribe:
prácticas
diabólicas [...] un hombre casado con otro hombre, amarionados o afeminados,
hombres impotentes que se vestían como mujeres y hacían funciones de mujeres,
sin embargo, disparaban el arco y la flecha y podían llevar cargas pesadas
sobre sus personas. Vimos muchos amarionados, aunque más altos y corpulentos
que los otros hombres. Muchos de estos hombres afeminados practicaban el pecado
contra natura. Núñez Cabeza
de Vaca.
Isabel de Portugal, esposa de Carlos V, posiblemente
impulsada por estos relatos, prohibió en 1529 la plantación o el uso del maguey
para la fermentación del pulque. La reina opinaba que causaba «ebriedad e
impulsaba a los indios a realizar» los sacrificios humanos y el pecado
nefando.
Estos y otros relatos se convirtieron en un auténtico
género literario, circulaban por toda la Península y fueron empleados para
justificar la noción de Imperio; era otra «causa justa» para la dominación y la
ocupación de las Indias. Francisco de Vitoria, a pesar de entender que los
indígenas poseían razón y que como tales el emperador no tenía derecho sobre
ellos, consideraba que «los infieles que cometieran pecados contra natura,
tales como la idolatría, la pederastía o la fornicación, todos ellos ofensas
hacia Dios, podían ser detenidos por la fuerza». Entre esos pecados contra
natura estaba naturalmente la sodomía, el pecado contra natura por excelencia.
La legitimación se basaba en la cultura diferente y sus costumbres, entre las
más notables: la antropofagia, los sacrificios humanos y la sodomía, en este
sentido la conquista de México podría haber representado simplemente una
extensión de la reconquista española de los infieles representados entonces por
los moros. Así se cierra el círculo con la relación moro, sodomita, indio.
Virreinato de Nueva España
A partir de la mitad del siglo XVI aparecen los
primeros cronistas que vivieron y trabajaron realmente en Hispania Nova. Fray
Toribio de Benavente, más tarde llamado Motolínia, uno de los cronistas más
importantes de esta época, escribe que los indígenas «bebían cierto vino
llamado pulque, hasta el punto de emborracharse, seguido por sacrificios y los
vicios de la carne, en especial [...] el pecado nefando». De nuevo todos los
indígenas son demonizados como locos borrachos. Peores fueron los historiógrafos
oficiales, como Francisco López de Gómara, que llenó América de seres
fantásticos a pesar de no haber pisado nunca tierras americanas, o Ginés de
Sepúlveda, que consideraba que los indígenas habían sido predeterminados por la
naturaleza para la servidumbre. También fray Bernardino de Ribeiro, Sahagún,
dedica el capítulo De las personas viciosas tales como rufianes y sodomitas del
Historia general de las cosas de la Nueva España (1558-1565) al asunto. También
Bernal Díaz del Castillo escribió a partir de 1568 sobre la sodomía. De nuevo,
relaciona las religiones indias y sus sacerdotes con el canibalismo, los
sacrificios humanos y la sodomía. En 1569 Tomás López Mendel también culpa a
los sacerdotes indígenas de extender la sodomía entre el pueblo.
Como reacción a estos escritos, a partir de 1542,
Bartolomé de las Casas, junto con otros escritores indígenas y misioneros,
lanzan una contraofensiva literaria. De las Casas consideraba el «bestial vicio
de la sodomía como el peor, el más detestable de cualesquiera malicia humana».
Negaba con pasión las noticias transmitidas por los conquistadores y
exploradores, que habían «difamado a los indios habiéndoles acusado de estar
infectados con la sodomía, una gran y malvada falsedad» y consideraba que
observaban la «abstinencia hacia las afecciones sensuales, viles y sucias»,
aunque admitiera que en un país tan grande pudiera haber casos aislados de
personas particulares en casos particulares, atribuidos a «una corrupción
natural, depravación, una especie de enfermedad innata o al miedo a la brujería
y a otros hechizos mágicos», pero en ningún caso entre los convertidos al
cristianismo. De las Casas da como ejemplo a los mixas que quemaban cruelmente
a los sodomitas descubiertos en el templo. Según afirmaciones de fray Agustín
de Vetancurt aquellos hombres que se vestían de mujeres (y viceversa) eran
ahorcados si cometían pecado nefando y los sacerdotes eran quemados, noticia
que confirma fray Jerónimo de Mendieta. Fray Gregorio García, en su Origen de
los Indios de el nuevo mundo (sic; 1607) aseguraba que antes de la llegada de
los españoles «los hombres de Nueva España cometían enormes pecados, en
especial aquellos contra natura, aunque repetidamente ardían por ellos y se
consumían en el fuego enviado desde los cielos [... los indígenas] castigaban a
los sodomitas con la muerte, los ejecutaban con gran vigor. [...] Estrangulaban
o ahogaban a las mujeres que yacían con otras mujeres puesto que ellos también
lo consideraban contra natura». García achacaba los casos de sodomía a que los
«miserables indios procedían así porque el Diablo los había engañado
haciéndoles creer que los dioses que adoraban también practicaban la sodomía y
por tanto la consideraban una costumbre buena y lícita».
Sin embargo, De las Casas no puede dejar de dar
noticias sobre actos homosexuales en las sociedades indias contemporáneas, como
la costumbre de los padres de comprar jóvenes muchachos a sus hijos «para ser
usados para el placer sodomítico», la existencia de «lugares públicos infames
conocidos como efebías donde hombres jóvenes lascivos y desvergonzados
practicaban el pecado abominable con todos aquellos que entraban en la casa» o
la de bardajes, «hombres mariones impotentes vestidos como mujeres y realizando
sus labores». También fray Gregorio García daba noticias de ese tipo, como que
«algunos hombres se vestían como las mujeres y si algún padre tenía cinco hijos
[... al menor] lo vestían como una mujer, lo instruían en sus labores y lo
casaban como a una muchacha, aunque incluso en Nueva España despreciaban a los
indios afeminados y mujeriles». Las menciones de la sodomía continuaron durante
mucho tiempo, todavía en 1666, en Cristóbal de Agüero y en 1697, en fray Ángel
Serra.
Los escritores indígenas no tardaron en unirse a De
las Casas para defender las culturas americanas. Fernando de Alva
Ixtlilxóchitl, gobernador de Texcoco, escribió en 1605 que entre los
chichimecas, al que «asumía la función de la mujer se le extraían sus partes
interiores por el culo mientras permanecía atado a una estaca, tras lo cual
algunos muchachos vertían cenizas sobre el cuerpo hasta que este quedaba
enterrado bajo ellas [...] cubrían todo el montón con muchos trozos de leña y
le pegaban fuego. [... también] cubrían al que había funcionado como hombre con
cenizas mientras estaba vivo, hasta que moría». El relato de Alva
Ixtlilxóchitl es, según Crompton demasiado detallada para ser inventada, pero
según Garza la historia muestra claros indicios de influencia mediterránea en
el hecho de la diferenciación entre homosexuales activos y pasivos.
La administración colonial impuso las leyes y
costumbres españolas sobre los pueblos indígenas, lo que, en el caso de la
sodomía, fue facilitado por la existencia de leyes similares en el Imperio
azteca. Durante el Siglo de Oro, el crimen de sodomía era tratado y castigado
de forma equivalente al de traición o de herejía, los dos crímenes más graves
contra el Estado. Inicialmente la Inquisición estaba controlada por los
obispos locales, como el arzobispo Juan de Zumárraga (1536-1543), del que un
estudio de los casos juzgados muestra que la homosexualidad era una de las
principales preocupaciones del tribunal. Los castigos para pecados sexuales
solían ser multas, penitencia, humillación pública y latigazos en los casos más
graves. En 1569 Felipe II crea oficialmente el tribunal de Ciudad de México,
pero en el Virreinato de Nueva España solamente la justicia civil se encargaba
de juzgar el pecado nefando.
La primera quema de sodomitas conocida en México fue
en 1530, cuando ardió en la pira Caltzontzin por idolatría, sacrificio y
sodomía. También Cieza de León cuenta que Juan de Olmos, Juez principal de la
Tenencia de Puerto Viejo en el Perú, había quemado «grandes cantidades de esos
perversos y demoníacos indios». En 1596, el virrey Gaspar de Zúñiga, conde de
Monterrey, informaba en una carta enviada a Felipe II para justificar la subida
de los sueldo de los funcionarios reales que estos habían apresado y quemado a
algunos delincuentes por el pecado nefando y otros tipos de sodomía, aunque no
da el número de víctimas ni las circunstancias del hecho.
En 1658 el Virrey de Nueva España, el duque de
Alburquerque, escribe a Carlos II sobre un caso de pecado nefando en la Ciudad
de México del cual hubo «diecinueve prisioneros, catorce de los cuales [fueron]
sentenciados a arder». Lucas Matheo, un joven de 15 años, se salvó gracias a su
juventud de la hoguera, pero sufrió 200 latigazos y seis años de trabajos
forzados de mortero. Entre los documentos enviados al rey se encuentra una
carta del magistrado del Tribunal Supremo de Su Majestad, Juan Manuel
Sotomayor, que describe la sodomía como un «cáncer endémico» que había
«infestado y extendido entre los prisioneros cautivos de la Inquisición en sus
celdas particulares y los funcionarios eclesiásticos habían iniciado también
sus propias encuestas.» La carta de Sotomayor informa que entre 1657 y 1658 se
habían investigado o sentenciado a 125 individuos, cuyos nombres, etnias y
ocupaciones lista a continuación. Tanto el Virrey como el Magistrado basan su
rechazo a la sodomía en la Biblia y la religión, aunque empleen historias sui
generis, como Sotomayor, que escribe «como habían profesado algunos santos, que
todos los sodomitas habían muerto con el nacimiento de Nuestro Señor Jesús».
El caso anterior permite entrever la subcultura de los
homosexuales en la Ciudad de México de la primera mitad del siglo XVII, puesto
que muchos de los acusados tenían más de sesenta años y llevaban esa vida desde
hacía más de veinte. Todos los implicados provenían de las clases más bajas,
negros, indígenas, mulatos y europeos deformes, aunque hay indicios de que las
clases más pudientes también estaban implicadas, pero no se vieron afectados
gracias a su influencia. Muchos de los acusados tenían motes, como Juan de la
Vega, que era llamado la Cotita, Juan de Correa, La Estanpa o Miguel Gerónimo,
la Cangarriana, apodo de una prostituta de la ciudad que se le dio por su
promiscuidad. El grupo se reunía periódicamente en casa privadas, a menudo en
los días de festividades religiosas con la excusa de rezar y dar tributo a la
Virgen y los santos, pero en realidad realizaban bailes de travestidos y
orgías. Los próximos lugares y fechas de reunión se comentaban en las fiestas
anteriores o eran difundidas por correos y mensajeros que pertenecían al
grupo.
La cultura colonial era similar a la de la península y
hubo destacados intelectuales entre los nacidos en América. Quizás una de las
más importantes fue sor Juana Inés de la Cruz, de la que también se ha dicho
que fue lesbiana, tomando como base las intensas amistades que tuvo con
diversas mujeres, la belleza de las cuales alaba en su poesía:
Yo, pues, mi
adorada Filis,
que tu
deidad reverencio,
que tu
desdén idolatro
y que tu
rigor venero:
Ser mujer,
ni estar ausente,
no es de
amarte impedimento;
pues sabes
tú que las almas
distancia
ignoran y sexo
Sor Juana
Inés de la Cruz
México independiente
En 1821 México se independizó de España y comenzó una
nueva etapa. Algunos investigadores han subrayado prácticas culturales, como la
amistad y la homosocialidad de algunos grupos dirigentes del país, como el
clero, el ejército, y los abogados, entre otros, facilitó el desarrollo de
prácticas homoeróticas. El presidente Anastasio Bustamante, por ejemplo, solía
contar con "caballeritos" o "favoritos" como edecanes,
secretarios particulares, que vivían y viajaban con él por largas temporadas.[cita
requerida]
En 1863 tropas francesas tomaron la Ciudad de México e
instauraron en el trono a Maximiliano I como Emperador de México (1864-1867).
Fernando Bruquetas de Castro, en su libro Reyes que amaron como reinas, afirma
que Maximiliano I era homosexual. Parece que los rumores sobre su
homosexualidad comenzaron en la corte de Bruselas, de donde provenía su esposa,
la princesa Carlota Amalia. La ruptura definitiva entre Maximiliano y Carlota
fue durante una escala en Madeira, en la que el futuro emperador realizó una
sonada escapada por el submundo homosexual de la isla. En México, Carlota se
quedó embarazada, posiblemente del barón Alfred van Der Smissen, que formaba
parte de la guardia de la reina, mientras el emperador se rodeaba de sus amistades
masculinas, como el príncipe Félix Salm-Salm o el coronel López, que le fueron
fieles hasta el final.
La invasión francesa introdujo el código penal francés
en México, código surgido de la Revolución francesa que no menciona la sodomía,
por lo que deja de ser delito. Sin embargo, en 1871 el nuevo Código Penal
introdujo el «ataque a la moral y las buenas costumbres», una noción
relativamente vaga cuya interpretación se dejó a la policía y los jueces y que
sería en adelante empleada contra los homosexuales. Así, a finales del siglo
XIX ya se había formado en Ciudad de México una subcultura homosexual, similar
a la existente en otras grandes ciudades de América como Buenos Aires, Río de
Janeiro, La Habana, Nueva York y Toronto. La obra de historiadores como Víctor
M. Macías-González, Pablo Picatto, y Robert Buffington, entre otros, ha
identificado espacios homosexuales como los baños públicos, las cárceles, y
ciertas plazas y paseos de la capital. La obra del criminólogo Roumagnac, por
ejemplo, arroja detalles sobre prácticas homosexuales en las cárceles del país.
En primavera de 1918, Manuel Palafox, secretario
general de Zapata, fue acusado por enemigos políticos dentro del campo
zapatista de haber filtrado información a través de sus relaciones homosexuales.
Puesto bajo la vigilancia de Gildardo Magaña, escapó e intentó reunir a los
líderes zapatistas a su alrededor, en lo que fracasó. Palafox murió en 1959 sin
que se demostrase su homosexualidad.
En la década de 1930 ya existían algunos bares y baños
para homosexuales en la Ciudad de México, siendo zonas de ligue la Alameda, el
Zócalo, el Paseo de Reforma y la Calle Madero. En la década siguiente, durante
la Segunda Guerra Mundial, había de diez a quince bares, y en El África y El
Triumfo (sic) estaba permitido bailar. Esta relativa permisividad terminó en
1959, cuando el alcalde Uruchurtu cerró todos los bares de ambiente de la
ciudad tras un triple crimen.
El baile de los cuarenta y un maricones
El escándalo más sonado de los siglos XIX y XX fue el
llamado Baile de los cuarenta y uno o el Baile de los cuarenta y un
maricones.19 20 El hecho se refiere a una redada realizada el 18 de noviembre
de 1901, durante el mandato de Porfirio Díaz. La redada, realizada en la calle
de la Paz (hoy calle Ezequiel Montes), era contra un baile de hombres que se
estaba realizando en una vivienda particular, de los cuales 22 estaban vestidos
de hombres y 19 de mujeres. La prensa mexicana se cebó en el hecho, a pesar de
que el Gobierno se esforzó en tapar el asunto, puesto que los detenidos
pertenecían a las clases altas de la sociedad porfiriana. La lista de los
nombres nunca fue revelada.
La noche del
domingo fue sorprendido por la policía, en una casa accesoria de la 4a. calle
de la Paz, un baile que 41 hombres solos verificaban vestidos de mujer. Entre
algunos de esos individuos fueron reconocidos los pollos que diariamente se ven
pasar por Plateros. Éstos vestían elegantísimos trajes de señoras, llevaban
pelucas, pechos postizos, aretes, choclos bordados y en las caras tenían
pintadas grandes ojeras y chapas de color. Al saberse la noticia en los
boulevares, se han dado toda clase de comentarios y se censura la conducta de
dichos individuos. No damos a nuestros lectores más detalles por ser en sumo
grado asquerosos.
Nota
informativa de la época20
Enseguida se extiende el rumor, nunca confirmado ni
negado, de que en realidad serían 42 los detenidos, siendo el número cuarenta y
dos el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre, al que se le habría permitido
la fuga. A pesar de que la redada no tenía asideros legales y era completamente
arbitraria, los 41 detenidos acabaron por la fuerza en el ejército:
Los vagos,
rateros y afeminados que han sido enviados a Yucatán, no han sido consignados a
los batallones del Ejército que operan en la campaña contra los indígenas
mayas, sino a las obras públicas en las poblaciones conquistadas al enemigo
común de la civilización
El Popular,
25 de noviembre de 1901
El 4 de diciembre de 1901 también hubo una redada en
un local de lesbianas en Santa María, pero el asunto tuvo menos eco en la
sociedad.
El número 41 o 42 pasó a formar parte de la cultura
popular mexicana para referirse a los homosexuales, en el caso del 42 a los
homosexuales pasivos. El hecho y los números se ampliaron a través de la
prensa, pero también de grabados, sátiras, obras de teatro, literatura, pintura
e incluso llega hasta los días de la televisión, como es el caso de la
telenovela histórica El vuelo del águila emitida por Televisa en 1994. En 1906
Eduardo A. Castrejón publicó el libro Los cuarenta y uno. Novela
crítico-social. Famosos son los grabados de José Guadalupe Posada, que se
publicaron acompañados de varios poemas:
Periódico Hoja Suelta publicado en 1901 a raíz del
Baile de los 41.
Hace aún muy
pocos días
Que en la
calle de la Paz,
Los
gendarmes atisbaron
Un gran
baile singular.
Cuarenta y
un lagartijos
Disfrazados
la mitad
De
simpáticas muchachas
Bailaban
como el que más.
La otra
mitad con su traje,
Es decir de
masculinos,
Gozaban al
estrechar
A los
famosos jotitos.
Vestidos de
raso y seda
Al último
figurín,
Con pelucas
bien peinadas
Y moviéndose
con chic.
Anónimo
El asunto llegó tan lejos que desde entonces el número
41 es tabú, como indica el ensayista Francisco L. Urquizo:
En México el
número 41 no tiene ninguna validez y es ofensivo para los mexicanos [...] La
influencia de esa tradición es tal que hasta en lo oficial se pasa por alto el
número 41. No hay en el ejército División, Regimiento o Batallón que lleve el
número 41. Llegan hasta el 40 y de ahí se salta al 42. No hay nómina que tenga
renglón 41. No hay en las nomenclaturas municipales casas que ostenten el
número 41. Si acaso y no hay remedio, el 40 bis. No hay cuarto de hotel o de
Sanatorio que tenga el número 41. Nadie cumple 41 años, de los 40 se salta
hasta los 42. No hay automóvil que lleve placa 41, ni policía o agente que
acepte ese guarismo
Francisco L.
Urquizo
El antecedente del Baile de los 41 ha sido utilizado
desde ese momento para llevar adelante redadas continuas, chantajes policíacos,
torturas, palizas, envíos a la cárcel y al penal de las Islas Marías, con la
simple mención de que se trata de un «ataque a la moral y las buenas
costumbres».
Sociedad en el siglo XX
Muchos de los homosexuales seguían viviendo en la casa
familiar, por lo que sus actividades solían ser privadas o clandestinas. A
finales del siglo XX y principios del siglo XXI, los homosexuales siguen siendo
discretos con su condición sexual, estando muchos en el clóset, otros viviendo
un secreto a voces.
Las clases bajas de la sociedad mexicana solían
mantener el modelo mediterráneo, por el que los homosexuales se dividen en
activos y pasivos, siendo los activos «masculinos» y los pasivos «afeminados» y
«despreciables»: «yo soy un hombre; si te chingo, tú no eres un hombre». Existe
incluso miedo entre los homosexuales activos a ser penetrados, porque temen la
posibilidad de que les guste y dejen de ser «hombres». Por su parte, los
homosexuales de clases altas, más cosmopolitas, tomaron el modelo europeo del
dandi de finales del siglo XIX. Este modelo está siendo sustituido por otro más
parecido al anglosajón, en el que el homosexual no se define por la dicotomía
activo/pasivo, sino por el hecho de que tiene relaciones sexuales con otros
hombres. Aquellos que se niegan a definirse como activos/pasivos son llamados
«internacionales».
Entre muchos mexicanos homosexuales jóvenes y adultos
existe el llamado «sueño fálico», que consiste en ver a los EEUU, Canadá o
Europa como utopía sexual, en la que pueden ser libre y abiertamente gays.
Actuando en consecuencia, intentan tejer contactos con turistas extranjeros o
residentes temporales como trampolín hacia el destino soñado. Sin embargo,
muchos acaban desilusionados en el destino soñado cuando tienen que enfrentarse
a la homofobia y el racismo reinantes.
Movimiento LGBT
Hasta finales de la década de 1960 no hubo grupos LGBT
ni publicaciones sobre el tema. Los primeros grupos LGBT se formaron a
principio de la década de 1970 en Ciudad de México y Guadalajara. El 15 de
agosto de 1971 se formó el Frente de Liberación Homosexual, el primero de su
tipo en México. Se disolvería al año siguiente.
Una de las primeras activistas LGBT fue Nancy
Cárdenas. Cárdenas, escritora, actriz y directora de teatro, inspirándose en
los movimientos LGBT en Europa y Estados Unidos, comenzó a realizar reuniones
de escritores LGBT. En 1973 fue la primera mexicana en discutir abiertamente su
homosexualidad en la televisión mexicana.
El 26 de julio de 1978 se produjo la primera marcha
LGBT, a favor de la Revolución Cubana. La marcha estuvo organizada por el Frente
Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR). El 2 de octubre del mismo año, los
grupos FLH, Lesbos, Oikabeth, Lambda de Liberación Homosexual y Sex-Pol, junto
con otros, marcharon en la manifestación para conmemorar el décimo aniversario
del movimiento del 68. En 1979, el FHAR sale de nuevo a la calle en favor de la
Revolución Sandinista en Nicaragua. Como se puede apreciar, el movimiento LGBT
estuvo en sus inicios muy ligado a los movimientos de izquierdas. A finales de
junio de 1979 se realizó la primera manifestación a favor de los derechos de
los homosexuales, coincidiendo con el aniversario de los disturbios de
Stonewall. Se exigía la libre expresión sexual y se protestaba en contra de la
represión social y policial. Desde entonces, anualmente se celebra una marcha
LGBT en el Día del Orgullo Gay. Pero estos grupos y otros no han tenido la
continuidad necesaria.
Patria Jiménez, el 28 de julio de 2006 en Montreal.
El movimiento LGBT se vio paradójicamente impulsado
por la crisis del sida, que se cree que llegó a México en 1981. Los grupos
LGBT se enfocaron más hacia la lucha contra la infección, realizando campañas
preventivas y de sexo seguro, de información sobre la enfermedad, pero también
dirigieron su lucha contra los prejuicios sociales de los sectores más
conservadores, que consideraba que «lo que Dios no había conseguido lo haría el
Sida y esta enfermedad es un castigo divino». Las manifestaciones, que se
han convertido en anuales, pedían el fin de la discriminación social de los
enfermos de sida, en particular en el trabajo, los hospitales y los centros de
salud, y medidas de prevención, tales como la promoción del uso del condón.
En los noventa, sin dejar de luchar por los elementos
mencionados, se comenzó a protestar por los asesinatos de homosexuales y se
intentó defender el respeto a la diversidad sexual. En 1992 Patria Jiménez y
Gloria Careaga-Pérez crearon la asociación lésbica El clóset de Sor Juana, una
de las asociaciones LGBT más importantes del país; como ONG fue acreditada
por Naciones Unidas para la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer.
Activistas en política
En 1997, Patria Jiménez fue la primera persona
abiertamente homosexual en ganar un puesto en el Congreso, haciéndolo por el
Partido de la Revolución Democrática.29 En 2007 se presentó al Congreso por
primera vez una transexual, Amaranta Gómez por México Posible. Amaranta Gómez
se identifica con las muxhes, un nombre dado localmente a los berdaches de
Juchitán de Zaragoza (Oaxaca).
Presente
Parte de un performance art de Iris México
"Rainbow on Fire" en Garros Galería.
Discriminación, exclusión y homofobia
La homofobia está muy extendida en la sociedad
mexicana. Estadísticas muestran que sólo entre 2002 y 2007 han sido asesinadas
1000 personas en crímenes homofóbicos, tal como reveló en mayo de 2007 la
Cámara de Diputados mexicana, lo que convierte a México en el segundo país del
mundo con mayor tasa de crímenes homofóbicos (tras Brasil). En un estudio
periodístico de Fernando del Collado, publicado con el título Homofobia, odio,
crimen y justicia, se habla de 400 muertos entre 1995 y 2005, es decir, unos
asesinatos al mes, pero la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de Odio por
Homofobia calcula que sólo se denuncian uno de cada cuatro crímenes. De enero
a agosto de 2009 habían sido asesinados sólo en Michoacán 40 homosexuales, casi
todos en el área de Tierra Caliente. La gran mayoría se realiza contra
homosexuales masculinos; de 1995 a 2004 «sólo» se habían producido 16
asesinatos de mujeres. Los crímenes son a menudo ignorados o investigados con
poco interés por las fuerzas policiales, lo que da impunidad al delincuente en
el 98% de los casos. Otras formas de violencia menos graves se clasifican
de la siguiente forma según un estudio de 2007 de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM): violencia verbal en el 32% de los casos, acoso sexual en
el 18%, asalto en el 12%, seguimiento o persecución en el 12% y amenazas en el
11%. Según el estudio de la UAM, las discriminaciones más frecuentes «fueron la
no contratación en un empleo, 13 por ciento; amenaza de extorsión y detención
por policías, 11 por ciento; y maltrato de empleados, 10 por ciento».
Un 71% de los jóvenes mexicanos no aceptaría que se
les dieran los mismos derechos a los homosexuales que a los heterosexuales.
Una encuesta de 2006 afirma que el 33% de los mexicanos siente aversión por los
homosexuales, un 40% no quiere políticos destacados homosexuales y un 32% no
quiere vecinos homosexuales. La homofobia también está profundamente
enraizada en la familia. En 2004 sólo 4 familias de asesinados por homofobia,
de un total de 26, se ofrecieron a dar información sobre el asunto a una
comisión que estaba investigando. En la Ciudad de México, en 2004, de 125
cadáveres de homosexuales, sólo 75 fueron reclamados por sus familiares, de
otros 13, la familia acudió sólo a la identificación y la familia del resto ni
se acercó a la funeraria, a pesar de haber sido informados. Existen indicios
de que jóvenes mexicanos están siendo internados en clínicas psiquiátricas tras
confesar su homosexualidad a la familia. Un 16% ha sido rechazado por la
familia y un porcentaje mayor ha sido agredido físicamente por familiares.
En la encuesta de CONAPRED (Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación) 2010 uno de los resultados fue que una de cada dos
personas homosexuales o bisexuales considera que el principal problema al que
se enfrenta es la discriminación, seguida de la falta de aceptación, las
críticas y burlas. Además, muestra que esta percepción cambia según el nivel
socioeconómico, ya que el 58,5 % de esta población con nivel socioeconómico muy
bajo considera la discriminación su principal problema, mientras que en el
nivel medio alto y alto es el 37,4%. Así mismo arrojó que los entrevistados se
sienten más rechazados o discriminados por la iglesia o la policía, mientras
que se sientes más aceptados por sus amigos (82,9%) y su familia (75,4%).37
Según CONAPRED, la homofobia no se escapa del ámbito
escolar pues según los datos de la encuesta en línea sobre VIH/SIDA y
discriminación en población gay y otros HSH en México, el 44 por ciento de los
encuestados señaló que siempre era necesario ocultar su orientación o
preferencia sexual en la escuela, mientras que 25 por ciento señaló que casi
siempre deben hacerlo. Por otro lado, el 57 por ciento expresó haber recibido
agresiones por parte de sus compañeros debido a su apariencia, orientación o
preferencia sexual.
En la encuesta sobre sexo, realizada por Consulta
Mitofsky se encontró que menos del 20% de la población mexicana está de acuerdo
en que las personas tengan relaciones sexuales con personas del mismo sexo. Se
encontró que las mujeres tienden a estar menos de acuerdo con estas relaciones
(7,9%) en comparación con los hombres(13,4%). Los que tienen mayor escolaridad
tienden a estar más de acuerdo (14,2%) y también los que se encuentran entre
las edades de 18 a 29 años.
La cultura popular alienta esta actitud. El grupo de
música rock Molotov editó en 1997, en su álbum ¿Dónde jugarán las niñas?, la
canción Puto. La letra de la canción contiene frases como Marica nena más bien
putín, Puto nace, puto se muere, Amo a matón / matarile al maricón / ¿¡y que
quiere este hijo de puta!? / quiere llorar, Puto, le faltan tanates al / ¡puto!
/ le falta topiates / ¡puto! / le faltan tanates al puto puto. El
productor, Gustavo Santaolalla, en unas declaraciones a la revista Retila,
afirmó que la palabra no se había empleado en el sentido de «maricón», sino en
el sentido de «cobarde» o «perdedor», que también se emplea en México.
La iglesia católica también ha contribuido a una
visión negativa de los homosexuales. En 2010, José Guadalupe Martín, obispo de
León (Guanajuato) y presidente de la conferencia episcopal mexicana entre 2004
y 2006, cinco días después del terremoto de Chile, insinuaba que los
homosexuales (junto con la violencia del narcotráfico) son culpables de los
desastres naturales, al incurrir en la ira divina por el matrimonio
homosexual:
Ante la
violencia, el odio, la venganza y la muerte, ante las iniciativas de ley que
afectan la base de la sociedad como es la familia, ante la inseguridad y el
sufrimiento de tantas personas es bueno meditar los signos de los tiempos y
preguntarnos con los terremotos, las lluvias, las inundaciones, ¿no nos estará
hablando el señor?, ¿qué nos está diciendo con todo esto?
José
Guadalupe Martín
Las consecuencias sobre la comunidad LGBT se muestran
el estudio de la UAM, que afirma que el 27% de las personas LGBT estudiadas
sufren trastornos mentales y riesgo de alcoholismo, un 40% ha tenido ideas de
suicidio y el 25%, un cuarto, lo ha intentado.
Derechos LGBT
Cuarenta años antes de la Segunda Guerra Mundial se
fundó en Alemania la primera organización promotora de la educación acerca de
los homosexuales y la abolición de las leyes en contra de esta orientación
sexual.
Derechos LGBT en México. Matrimonio.
Unión civil. Reconocimiento de
matrimonios celebrados en otros Estados.
El colectivo LGBT ha ido ganando algunos derechos en
los primeros años del siglo XXI. El 29 de abril de 2003 se aprobó la Ley
Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. La ley, que ha sido
criticada como insuficiente, da pie a la creación del Consejo Nacional para
Prevenir la Discriminación, CONAPRED, que se encarga de recibir y resolver
casos de discriminación, además de «desarrolla[r] acciones para proteger a
todos los ciudadanos y las ciudadanas de toda distinción o exclusión basada en
el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o
económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones,
preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, que impida o anule el
reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de
oportunidades de las personas». A partir de la aprobación de esta ley
federal, 16 Estados han emitido leyes estatales sobre discriminación y 13 han
tipificado la discriminación como delito penal.
En noviembre de 2006 se promulgó la Ley de Sociedades
de Convivencia en el Distrito Federal. Llamada ley gay en los medios masivos de
comunicación, esta disposición jurídica no está orientada exclusivamente a la
población homosexual. La ley —en vigor desde su publicación en el diario
oficial del gobierno capitalino el 16 de marzo de 2007— ofrece algunos derechos,
siendo únicamente una figura de unión de hecho sin reconocimiento de derechos
plenos que únicamente se lograrían con la figura de matrimonio que se lograría
en el año 2009. El congreso coahuilense modificó el código civil en la entidad
para introducir la nueva forma de convivencia. La ley permite derechos
similares al matrimonio, pero prohíbe la adopción a parejas homosexuales. El
23 de Noviembre del 2009 se presentó una Iniciativa de modificación de Ley en
la Asamblea Legislativa del Distrito Federal a tra´vés del Diputado David Razú
Aznar como parte de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) logrando su aprobación el 21 de diciembre del mismo año y
publicada y ratificada por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal el Lic.
Marcelo Ebrard Casaubon. Sociedad Unida por el Derecho al matrimonio entre
personas del mismo sexo fue la organización que aglutinó un gran número de
organizaciones de la Sociedad Civil Organizada, comandada por Lol Kin Castañeda
Badillo y Judith Vázquez Arreola. El 4 de marzo entró en vigor en Ciudad de
México la ley que permite el matrimonio homosexual con todos los derechos, a
pesar de que la Procuradoría General de la República ha presentado ante la
Corte Suprema de México un recurso contra la ley, siendo el primer país de
América Latina en permitir por medios no judiciales este tipo de matrimonio.
El 12 de marzo de 2010 se celebraron las primeras bodas, que tendrán que ser
reconocidas en todo el territorio mexicano. En ese mismo año, el 17 de mayo
de 2010 se decretó en México el “Día por la tolerancia y el respeto a las
diferencias”, incluyendo en estas diferencias las preferencias sexuales.
A pesar de estos avances, en 2006, la población
mexicana se oponía mayoritariamente al matrimonio homosexual. En una encuesta
de Parametría, el 61% de los encuestados respondió «no» a la pregunta si
apoyarían una enmienda a la constitución para legalizar el matrimonio
homosexual. Sólo un 17% respondieron afirmativamente y un 14% no dieron o no
tenían opinión. En la misma encuesta un 41% se oponía a la posibilidad de dar
los mismos derechos que los disfrutados por un matrimonio a una pareja gay
registrada, apoyando esta posibilidad sólo un 28%.
El peso rosa
El mercado LGBT (llamado pink market o mercado rosa)
en México se calcula en unos 51.300 millones de pesos (unos 4.663 millones de
dólares). El grupo de consumidores LGBT, ignorado hasta el momento por
homofobia o temor a las críticas, está siendo descubierto. En 2005 se creó la
Expo Gay en México, que pretende dar a conocer las empresas y servicios a la
comunidad LGBT, y los empresarios del ramo se han unido en la Unión de
Empresarios y Prestadores de Servicios a la Comunidad Lésbica, Gay, Bisexual y
Transgénero (Unegay).
Un estudio de la agencia De la Riva sobre el
comportamiento del consumidor LGBT, muestra que la forma de actuar de gais y
lesbianas es distinta. Mientras los gais prefieren las marcas y un estilo de
vida más arriesgado, las lesbianas tienden a ser cultas y no se suelen fijar en
nombres comerciales. Los gais responden a anuncios que realizan guiños
cómplices a la comunidad, pero rechazan los anuncios de temas abiertamente
gais, porque temen ser identificados a través del producto. Tanto gais como
lesbianas tienen grandes necesidades afectivas y de ser aceptados, y prefieren
las parejas estables.
El turismo rosa, sobre todo el de EE. UU., tiene uno
de sus destinos favoritos en México y en concreto en Puerto Vallarta, donde
incluso se pueden ver hombres paseando cogidos de la mano en la Zona
Romántica. Otro de los destinos favoritos es Cancún, que ha intentado
atraer al público LGBT con eventos como el Cancún Mayan Riviera Gay Fall Fiesta
y el Cancún International Gay Festival. El turismo LGBT no sólo se centra en
sol y playa y ruinas mayas, sino que se está diversificando. Para este
público existen dos agencias de viajes especializadas, Opta Tours (desde 1991)
y Babylon Tours.
Cultura LGBT
Pintura
Christian Chávez en una conferencia de prensa en 2006.
Frida Kahlo, una de las grandes artistas plásticos
mexicanas, era bisexual. Sus relaciones lésbicas fueron de poca importancia y
estuvieron empequeñecidas por el amor de su vida, Diego Rivera. Su importancia
para la comunidad LGBT no estriba tanto en su bisexualidad como por haberse
convertido en un icono gay, por su carácter luchador e inconformista. Otros
pintores y artistas visuales LGBT son Roberto Montenegro, Nahum B. Zenil, Julio
Galán, Roberto Márquez y Carla Rippey.
Literatura
Artículo principal: Literatura homosexual en México.
El autor LGBT mexicano de más éxito es Luis Zapata
Quiroz. Se le ha criticado por seguir los estereotipos del modelo
estadounidense del homosexual masculino trágico, a pesar de que en ningún
momento plantee la homosexualidad como algo malo. Carlos Monsiváis también ha
considerado en sus críticas el profundo homoerotismo de los poetas
perteneciente al grupo de Los Contemporáneos, entre finales de la década de
1920 y mediados de la de 1940. Varios de sus poetas, como Xavier
Villaurrutia, Carlos Pellicer y Salvador Novo eran homosexuales y «se dejaron
tentar, discretamente, por un tema muy caro a la época: los marineros, en el
aura de la noche portuaria, con su libertad y su belleza». Los chicanos
—estadounidenses descendientes de mexicanos— de la comunidad LGBT también han
creado una cultura floreciente. Así, Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga son dos
autoras importantes dentro de la comunidad LGBT norteamericana y Francisco X.
Alarcón, profesor en la Universidad de California, ha publicado nueve libros de
poemas.
Música
Dentro de la música hay que mencionar a Chavela Vargas
(nacida en Costa Rica y residente en México desde hace décadas), cuyas letras
contienen claros elementos lésbicos, y Juan Gabriel, uno de los compositores de
música popular más importantes de México. Uno de los pocos cantantes que han
salido del clóset ha sido Christian Chávez, cantante del grupo RBD. El cantante
y actor se vio impulsado a ello después de que circulasen por Internet fotos de
la boda que realizó en Canadá en 2005.
Uno de los centros de la cultura y la diversión
homosexual en México es la Zona Rosa, una serie de calles en la Colonia Juárez,
en la Ciudad de México.62 Desde mediados de 2007, el Gobierno del Distrito
Federal y la Delegación Cuauhtémoc —en cuyo territorio se encuentra la Zona
Rosa— han realizado operativos en algunos antros de la Zona Rosa, con el
propósito de liberar a esta zona turística de problemáticas como el
narcomenudeo, el sexoservicio masculino y femenino, así como reducir la
incidencia de delitos como el robo. Otros blancos de los programas son aquellos
sitios de convivencia que carecen de medidas de seguridad para los usuarios
—salidas de emergencia principalmente—. Grupos LGBT han denunciado el hecho
como una forma de homofobia.
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