Homozapping
Peter Stamm (Wienfelden, 1963) está en México para participar en los coloquios literarios del Festival de México en el Centro Histórico. Su más reciente novela, Siete años, publicada en español por Acantilado como el resto de sus obras, fue elegida como uno de los 100 mejores libros del 2011 por el New York Times y mereció el elogio contundente de la autora inglesa Zadie Smith: “Siete años es capaz de hacernos dudar de nuestros propios dogmas. ¿Qué más se le puede pedir a un libro?”.
No hay nada más difícil que entrevistar a un tímido, sobre todo si el entrevistador es otro tímido, y encima si se habla en un idioma que no es el materno en ninguno de los dos casos: ambos bajamos la voz, escondemos la mirada y tratamos de salir del paso lo más rápido posible, tal vez por eso este encuentro es tan breve. Sin embargo, sólo un tímido puede expresarse de manera tan contundente como lo hace Stamm. Justo así están escritos sus libros: en voz baja, como quien no quiere la cosa y de pronto, zaz, te das de frente con una verdad dolorosa, tan íntima como si tú mismo te la hubieses dicho.
Daniel Barrón: ¿Qué virtud debe tener quién se interese por convertirse en escritor?
Peter Stamm: Creo que la honestidad es lo más importante. Desde luego cierta curiosidad, debes preguntarte sobre el mundo, hacer toda clase de preguntas. Pero creo que la honestidad es lo más importante porque creo que sea lo que sea que hagas debes ser sincero con tu trabajo, con el mundo, con lo que estás escribiendo.
DB: Es curioso hablar de la sinceridad cuando se escribe ficción.
PS: Sí es extraño. La ficción es una forma de decir la verdad mintiendo. Es un poco absurdo, pero cierto. Existe un autor que escribió para televisión en los ochenta, Denis Potter, y decía que él había pasado del periodismo a la ficción porque quería decir la verdad. Eso no lo puedes hacer en el periodismo, pero sí en la ficción.
DB: ¿Crees que actualmente el escritor debe tener alguna responsabilidad social?
PS: Todos tenemos una responsabilidad con la sociedad, somos parte de un país, de una familia, de una ciudad. Pero creo que al escritor lo que le importa es el texto, trato de ser honesto con mi texto, y después los lectores pueden hacer con él lo que quieran. No soy maestro de la humanidad, ni de mis lectores. Trato de hacer mi trabajo tan bien como puedo, y eso es todo.
DB: Eso en cuanto autor, pero ¿como figura pública?
PT: No se aquí, pero en Europa se usaba en los años cincuenta que los autores hicieran cuestionamientos políticos, o declaraciones que, muy frecuentemente no eran las más inteligentes. Hoy ese rol es jugado por tenistas y estrellas de TV, ellos son las verdaderas figuras públicas hoy. En Suiza tenemos sólo dos o tres autores que reconocerías en la calle.
DB: ¿Lamentas que así sea?
PS: No, he hablado con otros escritores más jóvenes y de mi edad, y pensamos lo mismo: que estos grandes autores ya no existen. Y qué bueno, porque en asuntos políticos no somos generalmente más inteligentes que otro cualquiera. Hay casos en donde los escritores han tomado un mal camino políticamente hablando, como Ezra Pound, incluso Thomas Mann.
DB: Rodrigo Fresán dijo en la conferencia que escribir es un oficio burgués, ¿tú qué piensas?
PS: No estoy tan seguro, la vez anterior que estuve en México, estuve en un refugio para niños de la calle, y estaba preocupado, me parecía que no iban a tener interés en literatura, pero lo tenían, y discutimos sobre escritura con ellos, ellos escribían poesía. Así que para mí, la escritura es un asunto muy básico, hay una necesidad de historias, y empieza en un nivel muy bajo, imagino que incluso en la Edad de Piedra, la gente contaba historias, porque es muy humano.
DB: El año pasado, en la FIL de Guadalajara, Jonathan Franzen dijo muchas cosas negativas sobre las redes sociales y el Internet, me parece que se ha vuelto un posición de exquisitos, ¿no?
PS: Sí, es una postura demasiado fácil. Creo que ese es el mundo en que vivimos, y creo que el trabajo de un autor no es decir, “bueno éste es mundo que quiero”, sino vivirlo, y de alguna manera, describirlo, y encontrar historias él. No es mi trabajo decir, “estoy en contra de Twitter”, no estoy en contra, no lo uso, pero es sólo una decisión personal. No veo futbol, pero eso no quiere decir que lo odie. Es sólo una opción personal. No debemos decirle a la gente cómo debe vivir.
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