Por Xochitl Celaya Enríquez
México DF, febrero 25 de 2013.
Durante décadas, la política para el control de
la sangre ha prohibido las donaciones provenientes de personas homosexuales,
por considerarlas "de alto riesgo". Aunque la Norma Oficial Mexicana
que regula estos procedimientos fue modificada para evitar la estigmatización
de éste y otros grupos de la población, el personal de los servicios de salud
continúa equiparando la orientación homosexual con el riesgo inminente de
infecciones, principalmente el VIH/sida.
La madre de Alex necesitaba un donador de sangre
para ser operada, por lo que el joven acudió al banco de sangre del hospital
donde le extrajeron dos muestras para evaluación. La persona que lo atendió,
después de realizarle varias preguntas, le cuestionó si había tenido relaciones
homosexuales; al responder que sí, le informaron que no podía donar debido a su
preferencia sexual.
No sólo a los hombres homosexuales se les impide
donar. Una amiga de Daniela le solicitó ayuda a ella y a su pareja para donar
sangre debido a que operarían a un familiar. La pareja de Daniela se presentó
pero no se le permitió donar ya que era lesbiana. El personal del hospital le informó
que, de acuerdo con el reglamento, la persona que tenga relaciones sexuales con
otra de su mismo sexo, no puede donar. Para Daniela fue absurdo y totalmente
discriminatorio.
El 26 de octubre de 2012 se reformó la Norma
Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012 Para la Disposición de Sangre Humana y sus
Componentes con Fines Terapéuticos, después de la intercesión del Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). De acuerdo con este
organismo, la antigua NOM violaba explícitamente la Constitución y la Ley
Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, así como instrumentos
internacionales que defienden la igualdad de las personas sin importar su
condición.
Con la nueva norma se cambiaron los criterios de
selección de donantes para así anteponer los procedimientos médico-científicos
y erradicar la estigmatización de personas homosexuales, pues antes se
consideraba la orientación sexual como un factor de riesgo. "Con estas
modificaciones (…) se evita continuar la estigmatización de ciertos sectores de
la población (como personas con discapacidad, de la diversidad sexual,
trabajadoras sexuales, que viven con VIH, que utilizan drogas intravenosas o
que han estado privadas de la libertad, entre otras)", señaló el Conapred
en un comunicado.
El origen de las políticas restrictivas para
donadores de sangre fue la crisis de 1987, año en que unas mil 500 personas
adquirieron el VIH en los diferentes bancos de sangre clandestinos que
funcionaban en el municipio de Nezahualcóyotl, estado de México. Estos bancos
no cumplían con las medidas sanitarias que garantizaran la obtención de sangre
segura. Por ello, la Secretaría de Salud prohibió la compra y venta de sangre,
iniciando así un control estricto para impedir la transmisión de sífilis,
hepatitis B y C o VIH.
El proceso
de la sangre segura
Tadeo, donador del Hospital de Zona 47 del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), narró que en su entrevista con el
médico no se le informó sobre los periodos de ventana —los tiempos de
incubación— de algunas enfermedades. Únicamente le hicieron preguntas rápidas
con opciones, que parecían sólo requisito. Enviaron su sangre al laboratorio y
quedó en espera de los resultados.
Lo más importante para una transfusión es tener
sangre segura con estándares de calidad, sin dejar de lado la protección del
donante, explicó a Letra S la patóloga clínica Araceli Malagón Martínez. Por
ello, es indispensable que se realice un examen médico cuidadoso en busca de
algún factor que pudiera implicar un riesgo.
El primer paso es registrar al donador, después
se le toma una muestra de sangre que se envía al laboratorio. Ahí se evalúan
los niveles de hemoglobina, las cantidades de plasma, proteínas y plaquetas.
Malagón, también fundadora de la Asociación
Mexicana de Medicina Transfusional, detalló que estos estudios son previos a la
donación. Si los resultados son adecuados, el donante pasa a un examen médico.
En este punto, el personal del banco de sangre debe brindarle información
adecuada sobre el periodo de ventana inmunológica. Es decir, si una persona
adquiere una infección y aún no desarrolla anticuerpos para ella, la prueba no
lo detectará pero en realidad puede ser portador de virus, bacterias o
parásitos. Por ello, es importante que el donador esté consciente de posibles actividades
de riesgo que pongan en peligro la salud del receptor.
El periodo de ventana es diferente para cada
patología, explicó la especialista. El más corto es el del VIH, que tarda 22
días en promedio en aparecer, después el de hepatitis B que se observa hasta
los 59 días, y la hepatitis C tarda hasta 60 días en detectarse.
Palabra de
honor
En este proceso, se suele confiar en las
respuestas de quienes acuden a donar. Si el donador tuvo una conducta de riesgo
y no lo dice, no hay seguridad de detectar un virus o bacteria en periodo de
ventana. Sin embargo, con frecuencia se confunden las conductas de riesgo con
la orientación sexual.
Por lo anterior, el cambio a la NOM en 2012
especifica como conducta de riesgo ser compañero sexual de una persona infectada
por VIH o hepatitis B y C, así como haberse realizado en los últimos 12 meses
tatuajes, acupuntura o perforaciones en la piel y mucosas.
La aplicación de inyecciones sin usar jeringas
desechables también se considera factor de riesgo, al igual que haberse
realizado cateterismos o endoscopías con instrumentos flexibles.
Otros riesgos sexuales mencionados en la norma
son haber sufrido una violación o compartir juguetes sexuales contaminados con
sangre o fluidos sexuales. Las salpicaduras, punciones o contacto directo con
sangre entran también en este rubro, al igual que el uso de drogas nasales y
tener contacto estrecho con personas enfermas de hepatitis. Todo lo anterior se
averigua a través de un cuestionario aplicado al donante.
Adriana no presentó ninguna conducta de riesgo.
Acudió a una institución de salud a donar sangre para su madre pero le negaron
el proceso por su orientación sexual. Entonces, ella pidió al personal del
banco de sangre que borrara su información privada, a lo que respondieron que
era imposible porque si ella volvía a intentar donar sangre ya estaría
registrada como "persona de riesgo". Adriana pensó que era denigrante
e insultante pero, sobre todo, de una gran ignorancia por parte de una
institución de salud pública.
Bajo el microscopio
El segundo filtro que existe son los estudios
serológicos de laboratorio, en caso de que las personas hayan mentido en el
primer filtro. Los estudios pueden detectar hepatitis viral B y C, sífilis,
difteria y enfermedad de Chagas. Araceli Malagón, quien ha ocupado cargos
directivos en el IMSS, explicó que de acuerdo con la ley, es obligatorio hacer
el estudio para detectar el VIH con pruebas de muy alta sensibilidad.
El tercer filtro insiste en las preguntas al
donador, al aplicar una encuesta de autoexclusión confidencial en la que se le
entrega una papeleta con la pregunta "¿Mi sangre es segura?" Así se
busca que la persona, sin temor a la crítica interpersonal, acepte una
situación de riesgo.
En esta encuesta se le pregunta si ha tenido más de
una pareja sexual en los últimos seis meses o si tuvo "relaciones sexuales
con personas desconocidas", si utilizó drogas intravenosas con jeringas
reusables o drogas nasales. Si el donante responde afirmativamente a una de
estas opciones, se le da de baja de inmediato, aunque la prueba de laboratorio
no detecte ninguna enfermedad, asegura Malagón.
Oferta y
demanda
La experta comentó que de acuerdo con indicadores
internacionales, se requiere de un donador de sangre por cada 100 mil
habitantes en países de ingresos bajos. En países de mediano ingreso debe haber
10 donadores por 100 mil habitantes y en países industrializados, 52 donadores
por cada 100 mil habitantes. Según otros indicadores, las personas donantes
deben ser el 5 por ciento de la población total.
En México hay, en promedio, 11 donadores por cada
100 mil habitantes (un millón 700 mil donadores al año), por lo que está dentro
de los estándares. Malagón asegura que bajo este criterio se puede decir que
hay suficiente cantidad de sangre, sin embargo, ante una emergencia no hay la
sangre necesaria para salvar una vida. Además, se debe considerar que la
donación en el país es familiar, es decir, es donación de reposición, no
altruista voluntaria, aseguró la entrevistada.
Por otro lado, la caducidad de los componentes de
la sangre depende de los conservadores que se les apliquen. En general las
plaquetas tienen cinco días de vigencia, los eritrocitos caducan a las 24
horas, el plasma tiene vigencia de entre 3 y 36 meses (depende de la
congelación pues entre menor congelación, mayor vigencia), los eritrocitos
caducan a los 42 días. La sangre, en general, tiene una vigencia de 42 días.
Donar sin
discriminación
El verdadero riesgo no reside en la orientación
sexual, sino tener contacto con más de una pareja sexual o con parejas
desconocidas, y se agrava si una persona utiliza drogas intravenosas o nasales,
aseguró la doctora Araceli Malagón.
"El ser homosexuales o bisexuales se
convierte en una conducta de riesgo si se tiene más de una pareja sexual debido
a que pueden adquirir con mayor facilidad" algunas infecciones,
puntualizó. Sin embargo, las personas heterosexuales que tengan más de una
pareja sexual, están de igual manera expuestas a infecciones.
También sostuvo que si se observan las estadísticas
infecciosas, las personas homosexuales todavía tienen una prevalencia mayor de
hepatitis B y C que los heterosexuales. Asimismo, los hombres homosexuales
mantienen una prevalencia alta de VIH, por lo que Malagón remarcó que no está
de acuerdo con eliminar de la NOM la prohibición de donar sangre a este sector
de la población, pues considera que si los donantes homosexuales no son
honestos no se podrá detectar un virus en periodo de ventana. Sin embargo,
asume que se debe cumplir con la legislación establecida.
"Lo importante de un donador es que sea
honesto sobre su conducta de riesgo, es decir, que reconozca que tuvo
relaciones sexuales con otra persona aparte de su pareja. Por ello en el
proceso de donación lo más importante es realizar un buen historial clínico que
permita la identificación de conductas de riesgo sin estigmatización".
La
realidad
A pesar de la modificación a la NOM, personal de
bancos de sangre de hospitales del Distrito Federal no está enterado y sigue
prohibiendo que personas homosexuales donen.
En una visita de Letra S al Hospital de Xoco,
perteneciente al Gobierno del Distrito Federal, se preguntó a Rita Rodríguez,
jefa del Banco de Sangre, si una persona homosexual podía ser donante, a lo que
respondió que no, por ser un "factor de riesgo" al igual que las
personas heterosexuales que hayan tenido varias parejas sexuales.
El folleto informativo del Banco de Sangre del
Hospital de Especialidades Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS,
especifica que ser homosexual, bisexual o ejercer el trabajo sexual son
"actividades de riesgo".
En el mismo sentido, al acudir al hospital 20 de
Noviembre del ISSSTE, Elizabeth González, trabajadora del Banco de Sangre,
informó que "una persona homosexual es de muy alto riesgo, al igual que
una persona heterosexual con más de una pareja".
Incluso, todavía el 29 de enero pasado, el
gobierno de Nuevo León invitó a la población de su capital a participar en una
jornada de donación altruista de sangre, citando como requisito "no
participar en actividades sexuales de alto riesgo"como estaban
especificadas en la anterior NOM. Ésta sentenciaba que los hombres homosexuales
y los bisexuales no debían donar por su "mayor probabilidad" de
adquirir VIH o hepatitis.
De acuerdo con el Conapred, no tiene sentido
generar estigmas y etiquetas a personas homosexuales pues este sector tiene el
mismo derecho de participar en el sistema nacional de salud que el resto de la
ciudadanía.
*Publicado en el número 199 del Suplemento Letra
S del periódico La Jornada el jueves 7 de febrero de 2013
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